En los países latinos, de fuerte y todavía muy arraigada
tradición machista, una de cada tres mujeres emparejadas sufre la
violencia de su compañero. Un dato aterrador que, si bien en España
no está tan claro, tampoco queda demasiado lejos. 67 mujeres han
perdido la vida a manos de sus esposos, novios o ex maridos en lo
que va de año "tres en Balears", mientras se han presentado veinte
mil denuncias "451 en nuestra Comunitat" de malos tratos. Es una
realidad cotidiana para muchas personas. Para demasiadas. Porque
detrás de las cifras oficiales, que aparecen en las estadísticas
policiales, está la vida "el infierno" de muchas más mujeres que
nunca han denunciado su caso, aterradas ante las consecuencias que
dar ese paso podría suponer.
«Què puc fer?» se pregunta en la campaña del Día Mundial contra
la Violencia hacia la Mujer. Realmente, mucho, aunque no lo
parezca. Porque más del 80 por ciento de las condenas contra los
agresores se saldan con una sanción leve y la mayoría de las
mujeres que solicitan protección policial nunca llegan a tenerla. O
sea, que los gobiernos no han actuado con la suficiente firmeza en
estos asuntos. Así lo entiende también la Organización Mundial de
la Salud que, escandalizada ante las cifras, ha pedido a las
autoridades del mundo entero que adopten las medidas necesarias
para atajar el problema.
A la postre la solución está, como casi todo, en la educación de
los más pequeños, que deberían crecer en un ambiente de plena
igualdad y respeto a las diferencias. Pero esa formación de los
valores depende más del ambiente familiar que de los centros
escolares y, por desgracia, en demasiados hogares lo que se vive
cada día es el abuso, la intimidación y el desprecio.
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