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Pocos, muy pocos esclata-sangs mallorquines se han visto a la venta en los mercados municipales, y en caso muy aislado en el mercado de Pere Garau. No se trata de que no haya sido buena la temporada de setas mallorquinas, sino de que quien las busca y las encuentra se las queda para sí y se las come. Así de claro.

Este último comentario fue corroborado por Jeroni Ripoll, natural de Sóller, gran aficionado al mundo de los hongos y experto buscador en distintas zonas de la Isla. «La afición me viene desde niño, cuando me interesé por los hongos, que procuraba combinar estudiando las distintas variedades y sus épocas de recolección», dice Ripoll. En su opinión, 2002 ha sido un buen año para las setas. «En el mes de agosto empezaron a dejarse ver las variedades autóctonas de picornells y blaves pues ha sido año de lluvias y los terrenos mantenían la humedad.

Desde octubre se han recolectado los preciados esclata-sangs, champiñones silvestres, algún que otro picornell pelut, sobre todo en zonas de la Costa Norte como son Valldemossa, Andratx, Sóller y las cercanías de Palma.

El buscador continuó explicando que «cuando comience de verdad el frío estarán en su apogeo los picornells peluts, gírgoles d'estepa, y algún esclata-sang de tot l'any. Esta última variedad, cuando arrecia el frío, es parasitada por un hongo diminuto (peckiella lateritia) y su carne se vuelve dura, pero es comestible.

En cuanto a qué variedades va a buscar el aficionado isleño, Jeroni Ripoll contestó que «en Mallorca la gente busca el esclata-sang por la sencilla razón de que lo conoce, pero también quienes conocen otras variedades suelen recolectar champiñón silvestre, blaves, cogomes, esclata-sangs d'alzina, gírgoles d'estepa, picornell groc ó cames seques, picornell pelut y peus de rata.