Tras una buena cena en familia, muchos mallorquines se fueron a matines, una cita ineludible para la comunidad cristiana y un oficio autóctono que se celebra en todas las iglesias de Mallorca. Fueron muchos los que no se quisieron perder los sermones de la calenda, que recita un niño, antes o después de la misa de la noche de Navidad, recordando el misterio de Belén; y los anuncios del ángel o la Sibil·la, un canto medieval y profético que anuncia el Juicio Final. Sin duda una bella tradición propia que envuelve en sentimientos al feligrés cuando la dulce voz de un niño o una niña, vestidos con una túnica y con la espada erguida ante la cara, anuncia el Apocalipsis.
Se repitió la profecía
La Sibil·la volvió a reunir a miles de mallorquines en las iglesias de la Isla
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