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El tradicional mensaje del Rey en estas Navidades no podía pasar por alto uno de los asuntos que más ha preocupado al país a lo largo de las últimas semanas, que es la catástrofe originada por el naufragio del petrolero 'Prestige'. Don Juan Carlos, como no podía ser de otra manera, quiso reiterar su apoyo a las familias afectadas por el desastre, como ya lo hiciera haciendo acto de presencia en Galicia. Pero no sólo se limitó a expresar su solidaridad, sino que quiso incidir de forma especial en la defensa del medio ambiente, «un legado único e irrepetible, fuente de vida y progreso, que tenemos la obligación de transmitir a generaciones futuras».

Es destacable también el apoyo del Soberano a las víctimas del terrorismo y la condena sin paliativos de las acciones de los violentos. «No nos cansaremos de decir que el terrorismo no tiene justificación; es un crimen cobarde y un secuestro de las libertades», aseguraba don Juan Carlos. No faltó tampoco una alusión a las dificultades por las que atraviesa la economía, aunque afirmó que España ha podido resistir mejor los embates de la situación internacional. De todos modos, el Monarca expresó su deseo de que nuestro país sea cada vez más equilibrado y justo.

El PNV, criticó la firme apuesta del Monarca por la Constitución y que destacara su carácter inamovible como algo que iba claramente contra la propuesta de Ibarretxe, mientras que PP y PSOE aplaudieron la defensa de la Carta Magna realizada por don Juan Carlos. Pero sería injusto e incluso pecarían de soberbia los nacionalistas vascos si se limitaran a contemplar este aspecto, obviando todo lo demás, especialmente, como señalaban desde CiU, el potente contenido social del mensaje navideño de este año, que ha sido un repaso a nuestras virtudes y a nuestras carencias y más un motivo de reflexión que algo que deba mover a suspicacias.