El menú ofrecido por las distintas cadenas televisivas fue el
mismo de todos los años. Pocas las concesiones hechas a los
remilgos de fiesta, una noche con pocos aires de cotillón y de
buena nueva. Frágil espejo el de la oferta televisiva, donde la más
guapa del baile fue la televisión que pagamos todos. Sólo TVE1
estrenó el año con los fastos que merece tal evento. Los dineros
privados economizaron los euros amortizando actuaciones musicales
contratadas meses atrás para reverentes ocasiones, momentos
estelares de programas ya emitidos a lo largo del año fenecido y
programas que debían emitirse ese día de la semana despidiéramos o
no al anciano 2002.
Tan sólo TVE1, un año más, pagó el caché de los artistas y,
todos ellos, actuaron en el mismo escenario engalanado para la
ocasión. La oferta de Tele 5 y Antena 3 no fue arriesgada. La
primera tenía el éxito augurado tomando como protagonistas de la
noche, y sin sueldo extra, a los chicos de Gran Hermano. Las
actuaciones musicales dirigidas a ellos eran imágenes congeladas en
el tiempo. Distintos los escenarios en los que se contoneaban los
artistas de la noche y el mismo aroma de bronceador del verano en
que se emitieron.
Después de la uvas, resumen de imágenes emitidas durante 2002.
Nada nuevo. Antena 3 tenía licencia para bailar, título del
programa cuya maestra de ceremonias fue, un año más, Mar Saura. La
bella lucía palmito en un plató ideado para la ocasión y presentaba
las actuaciones musicales que veríamos a través de una pantalla
donde, una vez más, se rentabilizaban las actuaciones enlatadas.
Sin novedad en la pantalla. TV3 ofreció el espacio de humor
inteligente y ameno que dirige hábilmente Andreu Buenafuente. Más
tarde, fiesta musical autonómica con aires tristes de verbena.
Eugenia Planas
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