Teodor Úbeda, obispo de Mallorca y la delegada diocesana de
Misiones, Antònia Sastre, presentaron ayer los cambios que deberá
afrontar la organización Mallorca Misionera en Perú durante el
próximo año pastoral, entre los que se incluye los cambios de
Diócesis, de sacerdotes y de centros de acogida. Después de un
viaje de siete días por Perú, en el que Ubeda visitó las cinco
congregaciones y los sacerdotes diocesanos mallorquines presentes
en el país, el obispo de Mallorca relató los cambios que durante
2003 acometerá esta organización.
El año pastoral, que en Sudamérica comienza -tal y como explicó
Úbeda- en marzo, ya que actualmente se encuentran en el periodo
estival de vacaciones, se iniciará con importantes variaciones para
Mallorca Misionera, marcadas por el abandono de la emblemática
parroquia limeña de San Juan María Vianney el pasado mes de
septiembre.
Según explicó el obispo de Mallorca, este traslado, «que ha sido
un poco traumático» ha obligado a la reestructuración de los
miembros de la organización y a la búsqueda de nuevos centros de
acogida en Perú y matizó que en su viaje se reunió con seis obispos
peruanos, en diversos encuentros que tuvieron como objetivo
«aclarar tensiones», después de que la Diócesis de Lima se hiciera
cargo de la parroquia de San Juan María Vianney, en un traslado «ni
correctamente explicado, ni comprendido bien», según palabras del
propio obispo.
Por otro lado, durante este año, también se procederá a la
sustitución de los cuatro sacerdotes diocesanos, actualmente
presentes en Lima y Huamachuco. Mallorca Misionera abandonará,
asimismo, la Diócesis de Cajamarca, para establecerse en el valle
de Lurín (Lima). La delegada diocesana de Misiones, la hermana
Antònia Sastre, explicó este cambio en el objetivo de asistir a una
población «más necesitada», después de «más de 30 años» en
Cajamarca, donde sacerdotes nativos se harán cargo este año de las
responsabilidades eclesiásticas de la provincia, manifestó.
Durante la estancia de Úbeda en Perú también se celebró una
votación secreta en la que se eligió a Margalida Colmillo, de las
Hermanas de la Caridad, como delegada de Mallorca Misionera en el
país. Actualmente permanecen en Perú 44 misioneros mallorquines,
que junto a sacerdotes y monjas nativos educados en el seno de las
congregaciones de la Isla, presentes en Sudamérica durante décadas,
conforman el casi centenar de miembros de Mallorca Misionera.
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