La fotografía ha plasmado, durante años, instantes diversos de
infinidad de situaciones. Desde guerras hasta retratos, pasando por
conciertos o paisajes, nada ha quedado al margen. Tanja Haase
decidió utilizar las imágenes para denunciar una situación: el poco
caso que se le hace al ballet en Mallorca. Realizó infinidad de
fotografías hasta dar con el instante preciso que sirviera para
conseguir su objetivo: recrear un universo moderno de un baile
clásico.
Mujeres y hombres en movimiento y quietos, zapatillas de puntas,
contraluces repletos de siluetas o piruetas desafiando la gravedad.
El Arxiu del So i de la Imatge, situado en el centro cultural de la
Misericòrdia, acogió ayer la inauguración de la exposición «Ballet»
de Haase, una muestra protagonizada por los bailarines y la
danza.
Incluida dentro de un programa de apoyo a los jóvenes
fotógrafos, la exposición recorre paisajes humanos en movimiento.
En exteriores o interiores, los jóvenes que posan miran a cámara
desafiantes. Sus cuerpos se estiran, se contraen o se liberan según
el paso o pirueta que realicen. A través de las fotografías, Haase
busca contribuir con sus imágenes a potenciar el ballet en
Mallorca. Para la joven creadora, la danza no ha obtenido el
reconocimiento necesario en la Isla y necesita un empujón para que
logre ocupar el lugar que le corresponde.
Una de las maneras de conseguir que destaque es mediante
«Ballet». Difundir los movimientos de esta disciplina artística
permite mostrar cómo funciona, cómo se ejercita o cómo se trabaja.
A través del objetivo, Haase capta instantes concretos y escenas
con cierto aire irreal. La joven fotógrafa conoce de primera mano
el mundo del baile ya que practica el ballet desde los 16 años. De
ahí la necesidad de difusión y la preocupación porque la gente
conozca un arte poco trabajado y poco conocido en Mallorca.
Laura Moyà
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