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Los precios de Balears experimentaron en 2002 la mayor subida de los últimos siete años, con una tasa de inflación interanual del 4,5 por ciento, la más alta de todo el país, por encima del 4 por ciento de media en España y del 2,2 registrado en la zona euro, informó ayer el Instituto Nacional de Estadística, INE. Govern, patronales y sindicatos calificaron la evolución del IPC de «muy mala noticia» para la economía balear, en tanto que supondrá una pérdida de competitividad para la oferta turística y una reducción del poder adquisitivo entre los trabajadores menos favorecidos.

El director general d'Economía, Antoni Monserrat, imputa la subida de los precios en el archipiélago a la entrada en circulación del euro, la evolución al alza del precio del crudo, la bajada de los tipos de interés aplicada por el Banco Central Europeo, así como por la presión del consumo de las familias registrado durante el pasado ejercicio, que actualmente se está desacelerando. Además, al registro anual del IPC también ha contribuido el comportamiento del mes de diciembre, con una subida del 0,6 por ciento sobre el mes anterior.

Monserrat señala que la tasa de inflación del 4,5 por ciento tendrá efectos directos en un aumento de costes de personal para las empresas y restará poder adquisitivo a aquellos trabajadores que no cuentan con cláusulas de revisión salarial en sus convenios colectivos, así como para los personas que viven en pisos de alquiler. El director general de Economía considera que en el presente año iniciará una fase de «inflación de costes» en la que los precios evolucionarán en función del valor del petróleo -el cual dependerá en gran medida de las crisis de Venezuela e Irak- y pronostica una desaceleración hasta valores próximos al 3 por ciento en 2003.

El conseller de Treball, Miquel Rosselló, afirma que «la inflación este año ha sido espectacular» y destaca el aumento del precio de la vivienda (3,4 por ciento). El economista de la Confederació d'Associacions Empresarials de Balears, CAEB, Vicenç Tur, destaca que la subida experimentada en los capítulos de transporte (5,1 por ciento) y de oferta complementaria (6,2 por ciento), tendrán un impacto negativo en la actividad turística balear con una pérdida de competitividad respecto de los destinos competidores y también en relación a los operadores alemanes y británicos, que en las próximas negociaciones sólo aceptarán subidas de precio equivalentes a la inflación de sus respectivos países, lo que se traducirá en reducciones de márgenes para los empresarios de Balears.