La moratoria fue aprobada en el año 2000 para tratar de contener el paisaje de grúas de la Comunitat.

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El Tribunal Superior de Justicia de Balears ha confirmado la moratoria urbanística -que supone la suspensión del otorgamiento de licencias- aprobada por el Consell en 2000- al rechazar cinco recursos presentados por diversos promotores en contra de la suspensión cautelar de licencias. Las diversas sentencias, de contenido similar a la referida al Consell d'Eivissa que adelantó Ultima Hora, aportan argumentos de todo tipo para rechazar las peticiones de los promotores, con el hilo común de que la decisión del Consell no supuso una invasión de competencias municipales ya que la ordenación del territorio se superpone a la competencia municipal de urbanismo.

Las sentencias también coinciden en que la moratoria no supone una privación de los derechos urbanizatorios ya que simplemente los limita de forma temporal. Añaden que la norma no es más que una medida cautelar que no modifica la clasificación del suelo. Por esta razón, ante las reiteradas peticiones de indemnización por parte de los promotores, los magistrados precisan que será el futuro Plan Territorial de Mallorca «el que genere eventuales derechos a indemnización». Los magistrados también reconocen que el Consell tenía plenas competencias para aprobar la moratoria.

La presidenta del Consell de Mallorca, Maria Antònia Munar, se mostró ayer muy satisfecha con estas decisiones judiciales además, según dijo, confirman que no existe ningún tipo de inseguridad jurídica. «Mientras no se levante la moratoria, Mallorca estará más protegida que nunca», dijo la presidenta.

La presidenta del Consell confirmó que las normas cautelares no se levantarán hasta que no esté aprobado el Plan Territorial y añadió que será a partir de entonces cuando deba hablarse de ley de cupos. «Con la moratoria aprobada la ley de cupos no tiene sentido», dijo la presidenta.

La presidenta señaló además que los promotores no se tendrán que preocupar, aunque sí recalcó que deberán adaptarse a los nuevos tiempos. «Ahora vendrán menos empresas de fuera para construir y menos inmigrantes a trabajar; habrá menos conflictividad y no habrá tanto paro», señaló la presidenta de la institución insular.