Cerca de un centenar de pensionistas, jubilados y prejubilados,
convocados por UGT, se concentraron ayer al mediodía ante la
Delegación del Gobierno para reclamar pensiones justas, servicios
sociales y un trato digno para este colectivo. El lema oficial era
«Dignidad y derechos sociales para la gente mayor», pero la
actualidad se impuso y el grito más coreado fue el de «Olé, olé,
olé, menos guerra y más pensiones».
Durante algo más de una hora, los pensionistas hicieron pública
su protesta, pero a ello añadieron la entrega de un manifiesto en
la Delegación del Gobierno.
Paco Ferrer, secretario general de los Pensionistas de UGT en
Baleares, destacó que «es la primera que vez que salimos a la calle
y nos concentramos frente a las delegaciones del Gobierno en todas
las provincias. La media de las pensiones no llega a los 200 euros.
Las viudas perciben una miseria y ahora se incorporan muchos
prejubilados. Los de las grandes empresas no tienen problemas, pero
los de las pequeñas lo van a pasar mal. El ministro Zaplana quiere
que, para tener una pensión, trabajes durante todas las edades
laborales activas, sin fallar nunca».
Josefina Aranda, de 77 años, explica que «estoy cobrando 400
euros para pasar el mes. Soy viuda, pero de mi marido no cobro nada
y hace poco me han operado del corazón. He trabajado siempre, en
artes gráficas y hostelería. Menos mal que mis hijos me
ayudan».
Constantino Ramos tiene 63 años, pero se jubiló a los 60 por
cuestiones de salud: «Cobrando 600 euros al mes mantengo a mi
familia y he pagado una carrera a mi hija. Mi mujer ha empezado
ahora a cobrar una pensión de 250 euros, pero todo sube una
barbaridad».
Joana F. tiene 70 años y critica duramente «la poca sensibilidad
de este Gobierno, que quita servicios sociales y recorta la
educación y la sanidad para dar millones a las grandes empresas. Se
tiene que ver eso de que España va bien. Mi marido cobra 400 euros
y tenemos hijos que no pueden independizarse».
Finalmente, Abdel-Kader tiene 61 años y percibe una jubilación
marroquí de 200 euros mensuales. En España no cobra nada: «Ello me
obliga a buscar otros trabajos. Tengo una jubilación como profesor
de árabe durante más de 30 años. En Marruecos es una pensión muy
buena, pero aquí no me sirve para nada».
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