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El 23 por ciento del consumo doméstico de vino en Mallorca corresponde a productos de las dos denominaciones de origen de la Isla: Binissalem y Pla i Llevant. Este dato fue aportado ayer por el director del Institut de Qualitat Agroalimentària, Miquel Àngel Frau, quien apuntó que los vinos de Mallorca se sitúan en segundo lugar en el mercado doméstico, después de los de La Rioja. Sin embargo, en restauración, los vinos mallorquines con denominación de origen no han conseguido una penetración tan importante, al quedarse en un 10 por ciento, por detrás de los Rioja y los Ribera del Duero.

Frau destacó que las denominaciones de origen han demostrado ser «un instrumento muy útil como protección ante la competencia desleal, al reservar un nombre geográfico, y como protección para el consumidor, al que se ofrece un producto de gran calidad». En este sentido, los vinos de Binissalem y Pla i Llevant han experimentado incrementos importantes en su volumen de comercialización, hasta superar, según los casos, un 30 por ciento de aumento.

Frau intervino ayer en la Jornada sobre Ramaderia i Sostenibilitat (celebrada en la sede de Sa Nostra en Son Fuster e inaugurada por el conseller d'Agricultura i Pesca, Mateu Morro) con una ponencia sobre «Marques de qualitat a les Illes Balears». En general, las denominaciones de calidad suponen para sus productos unos valores añadidos de hasta un 17 por ciento sobre el precio de productos similares sin esas distinciones.