La noche del 25 de mayo fue una de las más duras que han vivido los
partidos políticos que han formado, en estos últimos cuatro años,
el Pacte de Progrés. Los rostros de los líderes políticos
mostraban, a medida que se conocían los resultados que otorgaban
mayoría absoluta al Partido Popular tanto en el Ajuntament de Palma
como en el Parlament, la tristeza de la derrota y el malestar por
no haber conseguido el apoyo suficiente para continuar gobernando
en esta nueva legislatura.
El rostro de Margalida Rosselló, candidata de EU-Els Verds a la
presidencia del Govern, dejaba entrever la tristeza por los
resultados electorales y por no haber sabido conectar con los
electores a la hora de consolidar sus votos. También era tristeza y
desilusión lo que se podía leer en los rostros de Francesc Antich y
Antoni Roig, candidatos a la presidencia del Govern y a la alcaldía
de Palma respectivamente, que vivieron la noche electoral con el
corazón en un puño, desde la ilusión de los primeros sondeos al
fracaso electoral. Y es que, aunque el PSOE ha aumentado en votos,
ha perdido el Ejecutivo autonómico y la posibilidad de gobernar en
el Ajuntament de Palma.
Aunque, sin duda, en uno de los partidos en los que más se
respiraba la la desolación por los resultados electorales era en el
PSM, representados por Pere Sampol y Pere Muñoz, candidatos a la
presidencia del Govern y al Ajuntament de Palma,
respectivamente.
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