Per la Mare de Déu d'agost, a les set és fosc», dice el refrán, y
ayer debió cumplirse a tenor del aspecto de la mayoría de nuestras
playas, que se mostraban moldeadas al estilo Benidorm, es decir,
con tropecientos bañistas por metro cuadrado. Y es que ayer era
festivo, pero no uno cualquiera, era el 15 de agosto, ecuador del
mes vacacional por excelencia, del mes donde la mayoría se va de
vacaciones, preferentemente a la playa, y más concretamente, a las
de Mallorca.
Y si ha esto le añadimos que los mallorquines salieron en masa
en busca de la brisa fresquita deembat, pues el escenario se tornó
pequeño.
Playas como la de Palmanova, Magalluf, Es Trenc, Platja de palma o
Illetes, por citar algunas, estaban llenas de gente ávida de sol,
relax y mar. ¿Pero puede uno descansar y relajarse con tanta gente
a su alrededor, dónde a cualquier movimiento la arena invade
molestamente la toalla y donde la comodidad es difícil encontrarla
en un minúsculo espacio?
Mientras, los menos perezosos y más amantes de la tranquilidad
optaron por caminar un poquillo y llegar hasta alguna playa virgen
de la zona norte de la Isla, donde el tiempo parece no querer
envejecer.
Aunque paradójicamente, es hoy sábado cuando se espera la masiva
llegada de turistas a la Isla. Ayer, sobre todo en las terrazas, no
se atisbaba la sensación del 15 de agosto, circunstancia que a bien
seguro hoy se palpará a conciencia.
Sea cual fuere el día, Mallorca presenta estos días su imagen más
típica, con sus playas llenas, sus paseos repletos de excelentes
caminantes desestresados al caer la tarde y sus restaurantes
completos al anochecer. ¿Será éste el último gran fin de semana del
verano? David J. Nadal
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