«Por un lado se habla de una bancarrota espiritual, es decir, que
los valores morales se han perdido, pero lo curioso es que eso
contrasta con una demanda mayor de espiritualidad, tal vez, vestida
con otros atuendos», afirma Javier González, miembro de la
comunidad Bahà'í de Mallorca, que ayer moderó el «Diálogo
Interreligioso» en el Teatre Municipal de Palma.
Participaron en la mesa redonda Mireai Viñes, presidenta del
Centro Budista Tibetano; Francesc Rovira, secretario adjunto de la
Asociación Unesco para el Diálogo Interreligioso; Benjamín Klein,
miembro del consejo administrativo de la Comunidad Israelita de
Mallorca; Llorenç Alcina, delegado para el Ecumenismo de la Iglesia
Católica; Shejk Salahudin, representante musulmán, de la Tarika
Sufi Nakshbandi y Miguel Gil, miembro de la comunidad Bahá'í de
Madrid.
Los bahá'ís residentes en 18 poblaciones de Balears comparten
una misma fe con más de 6 millones de creyentes establecidos en 235
países, y desde hace 50 años trabajan «para servir a la sociedad»,
dijo Javier González.
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