La Plaça Major, un año más, una de las más concurridas. Foto: JOAN TORRES

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Tras el último año pasado por agua, la revetla de Sant Sebastià revivió ayer. A pesar del ambiente invernal, casi polar para la Isla, que se sufrió durante la noche, miles de palmesanos salieron a la calle para celebrar la fiesta por excelencia de Ciutat. El paréntesis del año pasado, en el que se vivió una jornada negra de cancelaciones de conciertos y que motivó un descontento generalizado, fue el detonante para que en esta ocasión los ciudadanos decidieran salir masivamente para disfrutar de una noche de alegría y diversión, eso sí, bien abrigados. La velada comenzó con algo de retraso, a las 19.45, cuando el primer fogueró -el oficial- ardía como estaba previsto. Jaume Matas, presidente del Govern balear, y Catalina Cirer, alcaldesa de Palma, daban esus con la encesa en la Plaça d'Espanya a sa revetla. Alrededor de mil personas, según la Policía Local, se reunieron en torno a las grandes llamaradas que al cabo de poco tiempo levantaba efogueró, a los acordes de losxeremiers. Al tiempo se encaramaron los jóvenes castellers de Mallorca realizando figuras de hasta cinco pisos entre los aplausos del numeroso público.
Cirer destacó que este año son sus primeras fiestas como alcaldesa de Palma y aseguró que sentirá de un modo «un poco diferente» la celebración debido a la responsabilidad derivada de su cargo, aunque dijo que tratará de disfrutarlas «al máximo». Y ciertamente el ambiente hervía de aroma festivo, entre la amenización musical y el olor de las múltiples torrades y puestos de botifarrons, sobrassada, coca y gató entre otros productos mallorquines.
Las principales calles de Ciutat rebosaban alegría, buen humor y ganas, muchas ganas de comer. El intenso aroma que emanaba de los foguerons obligaba a hincar el diente. Muchos eran los ciudadanos que, provistos de un «kit torrada» (botella de vino, sobrasada, lomo, panceta, botifarrón y pan payés), torraron sin prisa pero sin pausa en las distintas hogueras habilitadas para la ocasión. También los políticos se apuntaron a la fiesta y PP, UM, EU y PSOE encendieron sus propios foguerons. Entre las caras conocidas, vimos a Jaume Matas, Rosa Estaràs, Maria Antònia Munar, Catalina Cirer, Francesc Antich, Eberhard Grosske, Joan Fageda, Toni Roig, Antoni Diéguez, Maria Salom, Pep Lliteres, Antoni Nadal y Damià Nicolau. Y entre los anónimos, miles de palmesanos, incluidos muchísimos inmigrantes, tanto sudamericanos como subsaharianos y europeos, que también disfrutaron de la fiesta. Llamó la atención que en las zonas donde no había previsto ningún acto (calle Unió, 31 de diciembre, plaza Chopin...) muchos bares y cafeterías sacaron torradoras a la calle para animar a los vecinos a participar de la velada.
Al adentrarse la noche empezó a sonar la música. Excepto el de la Plaça de Espanya, que se inició a las 21.00 horas, todos los conciertos empezaron a las 22.00 horas, algunos con de retraso, como el de la Plaça Major, que empezó 50 minutos después de lo previsto, provocando indignación y hasta dos desmayos. Había para todos los gustos. El pop melódico para el público más joven se dio en la Plaça Major, que contó con la presencia de El Canto del Loco, Raúl y los mallorquines Isla San Juan, que abrieron el espectáculo, donde se congregaron una gran representación de los fans de esta tipo de música, llenando la plaza a rebosar, tanto que la Policía Local tuvo que enviar refuerzos a la zona para garantizar la seguridad. Jóvenes, algunos todavía acompañados por sus padres, bien abrigados, aunque convenientemente vestidos a la moda, corearon las canciones y saltaron al ritmo de los temas más comerciales.
En Cort, Vivian Caoba, Pelucón Flowers y Los del Río reunieron a una gran cantidad de público motivado por la música ligera y un toque de humor para todas las edades. Un público familiar alrededor de las torradoras y una buena cena disfrutó al mismo tiempo del peculiar show de Vivian y Pelucón. Los del Río aglutinaron a sus fans de siempre, gente de mediana edad, y algunos jóvenes con ganas de bailar.
El flamenco fue el gran protagonista en la Plaça Sant Francesc. Pepe y Benjamín Habichuela y el Coro Rociero de Mallorca, con sus quince integrantes, animaron la plaza con sus temas más famosos, que fueron coreados por parte de los asistentes, aficionados al arte flamenco más puro.
El rock en catalán regresó a la Plaça de l'Olivar, donde el numerosísimo público joven y adulto enloqueció al son de Valentín Mendoza, Això camina, Stock de Rock y Menaix a Truà. Entre los asistentes pudo verse alguna bandera independentista y reparto de pegatinas convocando a la manifestación del 14 de febrero con el lema «Qui estima Mallorca no la destrueix».
La bossa nova también tuvo sus seguidores. The Moogrons, Beatriz Binotti y Víctor Ugarte Group fueron vitoreados por sus seguidores en la Plaça de Santa Eulàlia.
La fiesta seguía a pesar de que el frío y el viento no daban un respiro a los «santsebastianeros». Lo mejor para muchos era escuchar un poco de todo, así que a modo de tourné, algunos ciudadanos se desplazaban entre la marea humana para recorrerse todas las plazas. En ciertos momentos la circulación por calles céntricas como Sant Miquel y Colom se hacía dificultosa, por la avalancha de peatones, aunque el ambiente festivo y el buen humor acompañaron en todo momento.
Algunas estaban un poco más lejos entre sí, es el caso de la de Joan Carles I, donde actuaron los estadounidense Giant Sand y Cracker, los australianos You Am I y los mallorquines Sterling, con Adela Peraita, de Sunflowers, y Toni Toledo, de Sexy Sadie, como voz y batería del nuevo grupo. Gente moderna, un poco alternativa, se dio cita en esta plaza, donde el ambiente estaba también muy animado.
También hubo ball de bot, que ocupó la Plaça d'Espanya, que acabó a tope y donde más de trescientas personas se afanaron por bailar boleros delante del escenario después de dar buena cuenta de una típica cena de pa amb oli, mientras todavía muchas familias -al menos otras trescientas personas más- se dedicaban a torrar y a cenar.
Actuaron los conjuntos Xaloc, Herbes Dolces, Balladors de Lluc y Tamarell, creando un ambiente típicamente mallorquín.
La principal novedad de este año fue el concierto que homenajeó los veinte años del nacimiento de Peor Impossible. El conjunto de Rossy de Palma tocó en Ses Voltes junto a Dirty Princess, Pleasure, Neotokyo, Pastora y Àngel Molina, reuniendo a nostálgicos de aquellos mágicos años ochenta, donde la creatividad parecía no tener fin. Una pantalla gigante recordaba escenas de la época, creando un ambiente entre psicodélico y yeyé.
Fue una noche de música y celebración que tenía un único objetivo: que los ciudadanos de Palma disfrutasen de sus fiestas al máximo. Algo que, según lo que pudimos contemplar en la noche de ayer, se consiguió plenamente. El ambiente podría resumirse en tres palabras: masificación, diversión y celebración.

Samantha Coquillat, Gabriel Alomar, Pedro Prieto.