Des Güell a LLuc a Peu» celebró ayer domingo su trigésimo primera
edición, en la que participaron miles de personas, de las que el 90
por ciento eran jóvenes, según contó Tolo Güell, presidente de la
organización.
El trayecto constaba de 48 kilómetros, un largo y duro camino que
la mayoría de los marxaires realizó en ocho horas aproximadamente.
Al llegar al santuario, los caminantes se dirigían al equipo que
repartía los diplomas, e inmediatamente después de tenerlo en las
manos, la gran mayoría de ellos, exhaustos por el esfuerzo, se
tumbaban en los jardines del monasterio, se quitaban los zapatos y
echaban alguna que otra cabezadita antes de la ofrenda a la Virgen.
Este acto finalizó con la tradicional entrega floral a la Mare
de Déu, que tuvo lugar a las 09.00 horas de la mañana. Tolo Güell
explicó que «esto se hacía en acción de gracias a la Virgen por
parte de todos los peregrinos que habían llegado al Santuario de
Lluc». En la ofrenda se le ofrecieron ramos de claveles y un centro
de rosas color salmón y azucenas naranja. El acto tuvo lugar dentro
del Santuario de Lluc, en el camarín de la Virgen. Primero, Tolo
Güell dijo unas palabras: «Este esfuerzo que hemos hecho -hablo en
nombre de todos los caminantes- espero que sirva para tener un
mundo mejor, pidámoselo a la Virgen».
A continuación tomó la palabra el párroco Gabriel Seguí, miembro
de la Comunitat de Lluc, y después de dar la bienvenida a todos
comentó: «Quiero decir que esta marcha desde la ciudad de Mallorca
nos tiene que ayudar a todos a renovar los valores personales y
cívicos para que haya valido la pena el esfuerzo de peregrinar».
Después de los discursos se cantó «Virgen de Lluc coronada sobre
Mallorca reina». Respecto a los participantes en esta marcha, el
ritmo fue muy distinto. El primero en llegar fue Amadeu Puig
Escalera, contó María del Carmen Nieto, «un catalán de 56
años».
Marieta Pineda
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