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Un inusual despliegue policial en los juzgados de Vía Alemania precedió ayer a la vista oral que se celebró contra Juan P.Q., un joven de 22 años de edad acusado de un delito de ultraje a España, por quemar presuntamente una bandera española el pasado 30 de diciembre, durante la celebración de la Festa de l'Estendard. Los agentes, que preveían una manifestación a las puertas de los juzgados, vigilaron de cerca a unos 25 jóvenes que acudieron para apoyar pacíficamente al acusado.

En su declaración, Juan P.Q. aseguró que no fue él quien quemó la bandera. Según su versión, un grupo de jóvenes entre los que se encontraba él mismo comenzaron a pasarse la bandera «haciendo burla de ella». Cuando le llegó a él, un individuo que no conocía la agarró y le prendió fuego, momento en que se asustó y la dejó caer al suelo. Posteriormente, la recogió y se la llevó a casa «como recuerdo». Una vez finalizado el acto, y a la altura de la calle Jafudà Cresques, un agente policial que había presenciado los hechos procedió a su detención, según él sin identificarse.

Por contra, el propio policía y uno de los testigos aseguraron haber visto cómo el acusado agarraba la bandera y le prendía fuego. En el atestado, el agente aseguró que el grupo de jóvenes estaba realizando «actos contra el acto de la ofrenda del rey Jaume I (...) ante el alborozo de un grupo de carácter independentista».

Este atestado fue duramente criticado por el abogado defensor, Bartomeu Oliver, quien manifestó que el testimonio del policía no puede ser declarado como válido, «porque ha sido subjetivo y muestra toda clase de prejuicios». Oliver mantuvo que su defendido únicamente sostuvo la bandera en el momento en que fue quemada. También se aferró a la declaración de otro de los testigos, que cambió su declaración y reconoció finalmente no estar seguro de si el acusado quemó la bandera.