La celebración de los cien años de La Salle en Balears ha motivado
un emotivo encuentro entre antiguos alumnos y profesores en el
Casal Balaguer, donde se muestra una amplia exposición antológica.
Allí aparecen las fotos de hermanos muy conocidos como el popular
hermano Tarsicio (Antoni Batle), Sebastián Rubí, Antonio Martí y el
legendario hermano Zacarías, así como todos los directores de los
distintos colegios La Salle en Balears.
En sus aulas se formaron miles de mallorquines y mallorquinas
(más recientemente). Muchos de ellos mantienen un vivo recuerdo de
aquella época. Entre ellos, Pere Rotger, presidente del Parlament
balear, recuerda que «fueron unos años fantásticos, de ampliación
de conocimientos, excursiones y deportes. Nos llevábamos muy bien y
pienso que la figura del profesor, en este caso el hermano, era más
respetada. Es cierto que se establecía un orden estricto y nos
ponían en formación casi militar, pero había un buen ambiente. Se
valoraba más la educación y el civismo, era un punto de encuentro
de convivencia y lo aprecio mucho».
El portavoz del PSOE en el Ajuntament de Palma, Antoni Roig
recuerda por su parte: «Estuve doce años en La Salle, un tiempo de
convivencia muy intenso y de formación como persona. Una
experiencia enriquecedora, pese a que no había por aquella época un
exceso de libertad ni de pluralidad, guardo excelentes recuerdos de
los hermanos, profesores y compañeros. Fue un tiempo entrañable en
mi vida con sus luces y sombras y sus anécdotas. Recuerdo que
recibí una bronca por no ponerme firme a los acordes del himno
nacional, al toque de la campana».
Tambien el conseller de Educació i Cultura del Govern, Francesc
Fio, mantiene en su memoria aquellos años imborrables en las aulas:
«El nivel de enseñanza era muy bueno y se hacían grandes amigos que
todavía mantengo. Representaba un esfuerzo pedagógico destinado a
trasmitir unos valores de respeto y solidaridad a los demás en una
sociedad compleja. Por la mañana formábamos y se izaba la bandera a
los acordes del himno nacional en riguroso orden, era tal vez
exagerado pero nunca me trasmitió una mala impresión. Era otro
modelo educativo pero no lo recuerdo represivo».
El mundo de la medicina tambien se ha visto vinculado a la
historia de este centro. Es el caso del médico Jose María Carbonero
quien, remomerando sus vivencias, destaca que «el edificio de Via
Alemania era muy bueno y el nivel de clases también y con una
magnífica orientación hacia los deportes. Teníamos un patio
fantástico con árboles y el ambiente era interclasista, no de élite
como otros colegios. Existía, pues, un buen ambiente con los
alumnos de la part forana y otros barrios. Salíamos de una época
espantosa a nivel económico. Por entonces los niños iban en
pantalón corto y pasabamos mucho frío. Tambien se daba cierta
represión que se asociaba al castigo, al pecado y las confesiones,
pero los frailes eran dialogantes.
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