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El domingo de Pascua en el campamento mallorquín a los pies del Everest fue un día de plegarias a los dioses de las montañas y de organización del trabajo que acaba de empezar. Hoy los sherpas dejarán montados los campos 1 y 2, a 6.100 y en 6.500 metros de altura, mientras que Oli y los dos Tolos tienen previsto subir al primer campo entre el martes y el miércoles.

Ayer fue un día frío, gélido, de los más duros desde que la expedición «Mallorca a dalt de tot. Everest 2006» llegó al campamento base. Eran las siete de la mañana, el sol todavía no había sacado la nariz sobre la «ciudad de nylon», pero había luz de sobra para iniciar una de las más tradicionales y sentidas ceremonias budistas de los habitantes del Solu-Khumbu. Un lama del monasterio de Pangboche estaba a punto de iniciar una plegaria para pedir la protección de los dioses de las montañas del Himalaya.

El primero en levantarse fue Oli, a quien los sherpas le pidieron que hiciera unas flores de papel para decorar el altar de piedra que habían levantado el día anterior. Rápidamente el olor a incienso y a dhup (especie de mata) quemando invadió los alrededores del campamento. Los pies del altar estaban llenos de ofrendas de comida y de utensilios de escalada, además de latas de cerveza y refrescos. A las ocho empezó el oficio, que duró unas dos horas y que acabó con los miembros de la expedición y sherpas lanzando arroz y pintándose la cara con sampa (harina de avena) como deseo de buena suerte, además de hacer una buena merienda con todas las ofrendas comestibles.

Joan Carles Palos (Everest)