La fiebre de los raors se disparó ayer en todos los puntos del litoral mallorquín. Desde primera hora de la mañana miles de barcas salieron en procesión desde todos los puntos de Mallorca para pescar raors en las profundidades arenosas. El raor es una de los manjares más exquisitos del verano mallorquín por su carne jugosa, que freída con harina adquiere una textura exquisita, y tanto en el Llevant, el Migjorn y el norte de la isla estos días las zonas del litoral con fondos de arena se llenan de barcas de todas las dimensiones dispuestas a llevarse a casa una buena captura.
Muchos mallorquines, de hecho, adaptan incluso sus vacaciones a la apertura de la veda del raor pues aunque hasta el próximo mes de diciembre se puede pescar este manjar algunos quieren ser los primeros en llevarse a casa varios ejemplares de este pescado que difícilmente llega al mercado y, en caso de hacerlo, puede llegar a costar 90 euros el kilo. El límite de capturas impuesto por las autoridades son 50 unidades por licencia de pesca y día.
A bordo de 'La Roca'
Ayer el viento de Tramuntana hizo que nadie agotara este límite en la bahía de Alcúdia. De hecho aunque algunas barcas se lanzaron al mar fueron pocas las que volvieron a casa con raors a bordo. Sí lo hicieron Narcís Vilaire, Jaume Domenech, Toni Domenech y el marinero Joaquín Hoys y su hijo Sergio. A bordo del gran llaüt La Roca los cinco valientes fueron los primeros de toda la zona norte en sacar una veintena de raors y otras decenas de arañas. Mientras hacían camino hacía la pesquera que conoce Joaquín aprovecharon para merendar. «Para no marearse en días como hoy lo mejor es salir con la barriga bien llena», explicaba Jaume Domenech, el propietario de la embarcación. Este grupo de aficionados aprovechó la travesía para degustar ensaimadas, pa amb oli con tomate, olivas, queso, sobrasada, jamón serrano, vino casero, una deliciosa coca de albaricoque y, como colofón, una sandía fresca. Algunos tripulantes incluso aprovecharon el vaivén de las olas para hacer una breve siesta matutina a bordo de La Roca.
El ritual del raor no exige madrugones, pues este pescado «quiere que el sol esté bien alto». El viento de ayer obligó a este grupo de pescadores de la zona norte a utilizar más gusanos que gambas como cebo, pues las gambas pueden escaparse con más facilidad con la corriente.
El secreto del raor no es otro que el de encontrar una buena pesquera. Una vez allí, en una zona a 34 metros de profundidad situada frente al Port d'Alcúdia, los raors empezaron a picar sin más. Sergio Hoys, a sus nueve años, fue el primero en coger uno con la caña. Le siguió Vilaire, que logró pescar ni más ni menos que tres de golpe. «Este año los machos ya tienen un buen tamaño, están listos», comentaba Joaquín, un verdadero experto en este pescado. Las hembras acostumbran a tener un tamaño más pequeño mientras que los machos se distinguen por una gama de colores más verdosos.
Artilugios
Algunas personas, como el doctor Toni Domenech, idean artilugios para pescar mejor este manjar. En su caso ayer portó a bordo de La Roca un volantín con varios plomos, que hace que el cebo se deslice mejor por la arena y los raors piquen más.
Otro de los trucos del raor es el de sacarlo del anzuelo, pues a menudo este pescado muerde y puede provocar pequeñas heridas con sus finos dientes. «Hay que ir con cuidado y sobre todo, saber distinguir los raors de las arañas, que son blancas y que deben machacarse para sacarles la espina a fin de que no piquen», explicaba Joaquín.
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