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La Festa de l'Estendard 2007, la primera que protagoniza la alcaldesa Aina Calvo al frente de un gobierno municipal de centro izquierda, carecerá este año de uno de los momentos más solemnes: la entrega de las distinciones más preciadas del Ajuntament de Palma: las declaración de Hijo Ilustre y la entrega de las medallas de oro.

En el estreno de esta nueva etapa municipal, después de doce años de mandato del PP, ha faltado sentido institucional por parte del equipo de gobierno y por parte de la oposición y ha sobrado precipitación. Si había consenso en la declaración de Hijo Ilustre a favor de Josep Tous i Ferrer, ¿por qué la alcaldesa renunció a este nombramiento? La explicación que se dio es que quería el apoyo del PP para conceder la medalla de oro a la Federación de Asociaciones de Vecinos, que ha desarrollado una importante labor en las barriadas de Palma pero que históricamente ha mantenido una tensas relaciones con los conservadores. Era comprensible que el PP prefiriese optar por la abstención. De cualquier modo, al tratarse de una distinción de menor rango que la de Hijo Ilustre -para la que se requiere mayoría cualificada- los votos del PP no eran imprescindibles. Bastaba la mayoría simple, que el pacto, obviamente, tenía garantizada. Pero no, se optó por la estrategia del todo o nada. Ninguno de los grupos quiso ceder y el resultado es que este año no hay distinciones. No tendría excesiva importancia que no se diesen premios. Quizá ya hay una inflación de galardones otorgados por distintas instituciones. Lo lamentable es la pésima imagen que han dado los políticos de Cort. ¿Era necesario el apoyo del PP o era una cortina de humo, es decir, una excusa perfecta, para aparcar una distinción, la de Hijo Ilustre, que le estaba creando algunos problemas al pacto? Incómodos ante la presión de algunos grupos críticos con la figura de Tous i Ferrer, se ha optado por la solución más fácil: no se reconoce ningún mérito. Los políticos se echarán la culpa mutuamente y la Festa de l'Estendard se ha devaluado.