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El proyecto de construir una mezquita en Felanitx (Mallorca) ha provocado una masiva reacción ciudadana, interesada en conocer los detalles de esta iniciativa y manifestar su preocupación por las consecuencias que puede acabar teniendo en la población. El caso de Felanitx, que ha obligado a la intervención de las fuerzas políticas con representación en su Ajuntament, es sólo un ejemplo de los retos que supone la nueva configuración de la sociedad balear con la masiva llegada de inmigrantes procedentes, en muchos casos, de distintas culturas, costumbres y creencias.

Lo que está sucediendo en Felanitx "el comportamiento ciudadano es ejemplar" no es más que la consecuencia derivada de la falta de conocimiento mutuo, de esta sima cultural que separa Occidente y Oriente, católicos y musulmanes. ¿Qué resquemor puede producir una mezquita, un templo al que los seguidores de Alá van a orar? Aunque la respuesta es obvia, tampoco sería real negar que determinados colectivos, cada vez más minoritarios, no ocultan su temor y reticencias. Y es que, en algunos otros lugares, determinados imanes han utilizado las mezquitas como centros para impulsar el islamismo radical y conductas absolutamente reprobables por lo que se refiere al respeto que se debe a la mujer.

Aún así, el mejor antídoto para resolver esta convivencia cultural y religiosa, que nunca debe dejar de ser armoniosa y respetuosa, es, sin duda, el del conocimiento mutuo. Medias verdades, informaciones parciales o interesadas, alarmas injustificadas,... acaban conformando un clima en el cual se hace mucho más difícil y complicado trabajar en favor del entendimiento con los inmigrantes.

La sociedad balear en su conjunto dará prueba de su modernidad en la medida que sea capaz de adaptar e integrar en su acervo, como hicieron sus antepasados, las nuevas aportaciones culturales de los recién llegados, incluyendo el respeto a la práctica de sus creencias religiosas.