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L.MOYÀ El Centre de Cultura sa Nostra acogió ayer por la tarde el simposio Enigmas de la civilización maya. Arte, religión y vida cotidiana en el mundo maya, organizado por el Club El encuentro sirvió para descifrar una de las culturas más antiguas y, a la vez, una de las más desarrolladas de su época. Los expertos Gaspar Muñoz, Cristina Vidal, Pedro Pitarch y Miguel Rivera, que se encargó de la organización, desgranaron al numeroso público asistente, que llenó el auditorio del centro de cultura, los misterios de una cultura que pervivió durante más de 2.000 años.

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El presidente del Grup Serra, Pere A. Serra, fue quien prologó las conferencias, reconociendo que «hay pocas posibilidades tan excitantes de hacer balance de los grandes enigmas y misterios de una civilización como es la maya». Acto seguido, Gaspar Muñoz habló sobre La arquitectura urbana de los mayas. Esplendor y abandono. Le siguieron Cristina Vidal, quien impartió la conferencia Interpretando una ciudad maya. ¿Cómo era la vida cotidiana en La Blanca?; Miguel Rivera, que se centró en Arte religioso de los mayas clásicos, y Pedro Pitarch, quien cerró el turno de intervenciones con El laberinto de las almas mayas.

El encuentro se cerró con un turno de preguntas que sirvió para que los asistentes pudieran resolver cualquier duda. Así, uno de los presentes quiso saber si en las ciudades mayas existían murallas como en Europa. «Sí, pero no con el mismo concepto que aquí. Se han encontrado restos, sobre todo fosos. Sus ciudades no se construían amuralladas», explicó Muñoz. Otro de los participantes quiso indagar en por qué no usaban el metal a pesar de conocerlo. «No lo utilizaban como herramienta y sí en objetos principalmente decorativos como, por ejemplo, collares, fruto de las relaciones comerciales con otras culturas», aseguró Muñoz. Para la construcción, empleaban «instrumental lítico».

Sin embargo, la cuestión sobre qué motivó el denominado colapso maya, que significó la desaparición de una cultura capaz de subsistir más de 2.000 años en medio de un entorno hostil, fue la que, a su vez, abrió más interrogantes. En palabras de Muñoz, «es imposible saber qué sucedió». El experto apuntó varias posibilidades, como «una epidemia» que terminó con parte de la población o «una crisis ecológica», provocada, por ejemplo, «por una sequía muy prolongada que rompió el frágil ecosistema». Las circunstancias sociales también es otra de las opciones viables, sobre todo en «una sociedad en la que había una gran capacidad de dominio». «Con toda probabilidad, fue una mezcla de diferentes situaciones y no una sola la que provocó el final de los mayas», apuntó Muñoz.

Uno de los asistentes quiso incidir en la mezcla de religiones que se vive en la actualidad en la zona donde vivieron los mayas. Para Pitarch, «es un ejemplo de sincretismo». «La adopción de aspectos de otras religiones no significa que se les dé las mismas atribuciones». Para explicar esta cuestión, el experto citó el ejemplo de la cruz, cuya expansión «se debe a la colonización». Aun así, «no se asocia con Jesús, sino que señala el lugar donde se pasa de un plano ordinario a otro extraordinario».

Por último, otro de los participantes quiso saber si los mayas heredaron algo de la cultura nómada de sus antecesores. «Es complicado saber qué permaneció, aunque quisiera creer que la movilidad espacial y el ansia de movimiento», dijo Rivera.