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En un pequeño espacio de no más de tres metros de ancho, entre el muro que separa el aparcamiento de las casetas, fue el sitio ideal, para quienes quisieron hacer el cuestionado botellón. Cientos de botellas, envases, bolsas de plástico y basura repartida por el suelo, era la lamentable y decadente imagen de la última jornada de la Feria de Abril.

A partir de la medianoche comenzaron a llegar los grupos de amigos para celebrar, bebiendo unas cuantas copas en medio de un gran ambiente. Con el correr de las horas se fue congregando gran cantidad de jóvenes, que dejaron repartidos los desperdicios en el suelo. A escasos metros se encontraban contenedores de basura, los cuales lucían, en algunos casos, vacíos.

«Hemos venido a hacer botellón porque los precios en los casetas son muy elevados y no contamos con recursos para poder pagar las copas», comentaban Toni y Jaime, quienes justificaban esta práctica de beber en la calle, pero que no estaban de acuerdo con la gran cantidad de basura dejada por otros jóvenes.

Cristián Castro