El ex alcalde de Andratx Eugenio Hidalgo declaró ayer ante el tribunal que le juzga por el presunto caso de corrupción urbanística en ese municipio, en la primera de la 70 piezas separas del sumario principal de la 'operación Voramar', que su «primera intención» no fue la de construir una casa sobre los cimientos de una caseta de aperos de su propiedad levantada en zona protegida, sino más bien, «un lugar de encuentro de amigos para hacer torradas, ver el fútbol los sábados y hacer paellas».
Hidalgo vino a decir, a una pregunta de la letrada del Ajuntament d'Andratx, Isabel Seguí, que su propiedad, una caseta agrícola de 3.035 metros cuadrados, se convirtió en casa, prácticamente, «por error», y matizó que su intención «no fue la de engañar a la Justicia».
En un interrogatorio exhaustivo, en el que tuvo que escuchar hasta doce transcripciones telefónicas grabadas por la Guardia Civil antes de que fuera detenido, el 27 de noviembre de 2006, Hidalgo acabó acorralado por los magistrados que integraron el tribunal de la Sección Segunda de la Ajudiencia de Palma, Juan Catany, presidente, Juan Pedro Yllanes Diego Gómez-Reino, y los fiscales Anticorrupción Juan Carrau y Pedro Horrach.
«¿No era consciente usted de que estaba cometiendo un fraude de ley (por construir una casa ilegal)», le preguntó uno de los magistrados. «No, y si ha sido así lo siento y pido disculpas», respondió el ex alcalde de Andratx. Hidalgo se sentó en el banquillo de los acusados junto al ex director general de Ordenació del Territori Jaume Massot y el ex celador municipal Jaume Gibert (Ignaci Mir ocupó un sitio junto a los abogados defensores dada su condición de letrado) para responder por esta primera pieza del 'caso Andratx', relativa a la construcción de una casa en un Àrea Rústica de Interés Paisajístico (ARIP).
Anticorrupción pide para todos los acusados, además de elevadas fianzas, entre 2 y 15 años de cárcel por la supuesta comisión de los siguientes delitos: contra la ordenación del territorio, prevaricación urbanística y falsedad en documento oficial.
Hidalgo intentó matizar los términos que empleó ante sus interlocutores en los 'pinchazos' grabados por la Guardia Civil (ya publicados por este diario).
En ese contexto, confirmó que había mencionado a «un poni manso para hacer algo de nave agrícola», y dijo que estaba «arrepentido». También admitió que había pedido que «pusieran guarra» su casa y que le llevaran sacos de avena y de algarroba para justificar, con ello, que se trataba de una caseta agrícola y no de una casa.
Negó, en cambio, que le hubiera solicitado a un funcionario del Ajuntament que le 'ayudara' en la legalización de su vivienda, «porque eso significaría caer en manos de un funcionario toda la vida», dijo. Insistió en que «siempre» se asesoraba por los técnicos en materia urbanística, pero que con el transcurso del tiempo se ha dado cuenta de que «he estado sólo y vendido en el Ajuntament d'Andratx».
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