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M. GONZÀLEZ La derogación del decreto de trilingüismo puesto en marcha por el anterior Govern del PP, para su sustitución por un nuevo plan de tercera lengua a partir del próximo curso, ha sido recibida con satisfacción por el presidente de la Confederación de Asociaciones de Padres de Alumnos (Coapa), Fernando Martín, para quien «era algo que tenía que caer tarde o temprano». «Porque era algo impuesto -argumentó-, que se saltó todos los acuerdos de la comunidad educativa y, además, se enfrentó al Decret de Mínims». Por tanto, añadió Martín, su derogación «vuelve a poner en primer plano este decreto y eso nos parece positivo, porque hoy por hoy el catalán es la lengua que precisa mayor soporte».

Pero para el presidente de Coapa lo más necesario es «que se realice un análisis pedagógico de la enseñanza de las lenguas extranjeras, para determinar qué falla en el sistema que se aplica y qué se debe cambiar para que los alumnos terminen su escolarización con un buen nivel en esa lengua, algo que no ocurre».

El secretario general del STEI-i, Biel Caldentey, también se mostró contento con la derogación inminente del decreto de trilingüísmo, «porque desde el sindicato siempre defendimos que la implantación de una tercera lengua no se realizase en detrimento del Decret de Mínims, el cual exigimos que se cumpla».

Desde la patronal mayoritaria de los centros religiosos, Escola Catòlica, se defendió por encima de todo «el necesario impulso de una lengua extranjera en nuestros centros, preferentemente el inglés», afirmó su secretario general, Miquel Batle. En su opinión, es fundamental que el marco legal que se establezca para la enseñanza de esta tercera lengua permita la suficiente autonomía a los centros. «No nos parece bien el: igual todo para todos, porque cada centro es distinto». Batle sí valoró los recursos humanos y manteriales que aportaba el decreto de trilingüísmo, «y, en cambio, ahora ya veremos».