El viaje fue largo, de ahí que llegaran a Palma bastante cansados.

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A las cinco de la madruga, 134 niños saharauis, acompañados de algunos adultos, aterrizaron en Son Sant Joan. Llegaban, como en años anteriores, invitados para pasar las vacaciones de verano con familias mallorquinas. Unos repetían y otros eran nuevos. Y entre éstos, unos cuarenta que deberían de haber viajado a Extremadura pero que a causa de la avería del autobús que trasladaba al aeropuerto argelino al grupo que debía de volar a Mallorca, no llegaron a la hora de la partida del avión, ocuparon su lugar los que volaban a tierras extremeñas, dado que el avión no podía despegar con tantas plazas vacías. En Palma, miembros de Amics del Poble Saharaui, junto con familias que esperaba a esos niños, y no a los de Extremadura, decidieron hacer gestiones para tratar de recuperarlos, aunque nos tememos que por lo complicado, no debió resultar, o si resultó no fue para la totalidad.

Bien. Tras identificar a los niños, los organizadores del viaje de éstos a Mallorca les fueron entregando a las familias. Casi todos los críos, incluso los que llegaban por primera vez, se alegraban a la hora de conocer a quienes iban a ser sus papás por dos meses; otros -los menos, desde luego- lloriquearon algo en ese primer encuentro. Luego se les pasaría.

Hay niños repetidores, como Sidahmen, que hablan catalán; otros seguro que sí irán chapurreándolo. Incluso los que ni si quiera hablan español. Muchos, hartos de vivir rodeados de arena durante todo el año, prefieren más la piscina que la playa, en cuyas aguas deseaban sumergirse enseguida que llegaran a casa, a pesar de que llegaban muy cansados del viaje. ¡Pues buenas vacaciones, chicos!

Pedro Prieto

Foto: Pere Bota