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ÀLEX CABOT/MARTA MEDRANO
Unos 48 tractores según Delegación de Gobierno y unos 500 según la Unió de Pagesos, participaron ayer en las diversas concentraciones de agricultores con el objetivo de presionar a la Administración para que se pongan en marcha medidas fiscales con las que paliar el aumento de los costes de producción.

La concentración más numerosa tuvo lugar en Inca a las 11.30 horas, con unos 50 agricultores, que con sus tractores recorrieron los alrededores de la rotonda de Sineu y la Avinguda Jaume I.

El secretario general de Unió de Pagesos, Gabriel Torrens, explicó los objetivos de la jornada reivindicativa. «Hace 20 años que los agricultores no hemos aumentado los precios y, entre tanto, sube el gasoil, los pesticidas, los abonos y ahora la electricidad. Pedimos gasoil profesional, medidas fiscales que nos ayuden y una Ley de Comercio que regule los márgenes comerciales y frene la especulación», dijo Torrens, quien recordó que con este tipo de concentración «no quieren causar molestias a la población». Además de la concentración de Inca, tuvieron lugar concentraciones menos numerosas en localidades como Sa Pobla, Consell, Santa Maria o Algaida.

Llorenç Rigo ha sido presidente de Unió de Pagesos durante veinte años, «ahora soy un payés más», y se pregunta qué hacer ante la subida de los costes y el estancamiento de los precios. «El cambio está siendo brutal, y siempre a peor», asegura, «aguantamos como podemos. Tenemos maquinaria, tierras y una forma de vida a la que no podemos renunciar tan fácil».

Tal y como Llorenç, Toni Seguí, Sebastià Campaner, y tantos payeses mallorquines temen si van a poder llegar a jubilarse como es debido. Algunos jóvenes,como Jaime, payés de veinte años, continúa con la actividad de su familia, pese a que «mis padres me dicen que lo deje». Jaime explica que no entiende cómo el Govern no hace más por los productos de Balears, «podrían motivar de algún modo a los hoteleros para que incluyesen productos de la tierra en sus menús». Jaime trabaja con corderos y cuenta que «en Navidad o Pascua ves cómo llegan camiones desde Bruselas, mientras que nosotros nos quedamos a dos velas». Y añade: «Hasta la sobrasada la hacen en la Península».

Manuel, por su parte, recuerda que las grandes superficies apenas venden productos de la región, «los políticos tendrían que defender lo nuestro», asegura.

Sin dejar de lado el problema de los precios, está el de los intermediarios. Tomeu Martorell cuenta cómo distribuidores y empaquetadores, entre otros, hacen que el precio de venta final sea el doble del que ellos reciben. «El negocio ya no es sostenible, la Administración debería marcar unos baremos, y apoyar más el producto balear», afirma.