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El vicepresidente del Gobierno y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, dibuja un panorama muy negro para la economía española a corto y medio plazo. Las previsiones se crecimiento para el segundo semestre es de un exiguo 0'3 por ciento y añade que lo peor está por venir con la llegada de 2009. El desplome de la bolsa, las caídas en los precios de la vivienda y la venta de automóviles, el repunte de la inflación y la escalada en las tasas de desempleo "España es el segundo país de la Unión Europea que ha acumulado más paro en el último año" conforman un escenario marcado, en buena medida, por la desconfianza de empresarios y consumidores.

Todas las economías occidentales están sufriendo las consecuencias de las turbulencias provocadas por la inestabilidad del sistema financiero de los Estados Unidos y, por supuesto, por el encarecimiento del petróleo, que no deja de alcanzar récords al alza en los últimos días. Sin embargo, es necesario advertir el espectacular deterioro que ha sufrido la economía española en pocos meses, un frenazo en seco que ha sorprendido al propio Gobierno, cuyo presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, trata de seguir minimizando la situación actual y sus consecuencias.

El presidente del Gobierno, que hoy comparece ante el Congreso de los Diputados, tiene una magnífica ocasión para devolver la confianza a los inversores e impedir que la actividad económica se detenga. No se puede dejar de tener presente que detrás del aluvión de cifras negativas y la jerga economicista subyacen los auténticos problemas de los ciudadanos: la carestía de los precios "nuestra tasa de inflación supera en un punto a la media europea" y un verdadero drama social, como es el paro, que se anuncia que puede alcanzar una tasa del 11 por ciento.