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LAURA MOYÀ
La noche empezó con el tradicional rostit y continuó con un brindis con cava para celebrar la Navidad. Después, llegaron los regalos y un deseo: la retirada del denominado Plan Bolonia. Así celebraron unos diez alumnos de la Universitat de les Illes Balears (UIB) la Nochebuena. Ayer, otros tantos repitieron durante la comida de Navidad el mismo esquema, esta vez con canelones. En total, durante estas fiestas entre 30 y 50 alumnos seguirán durmiendo en el edificio Ramon Llull, sede de la Facultat de Filosofia i Lletres, para protestar contra el denominado Plan de Bolonia que compromete a todos los países de la Unión Europea.

«Antes de que empezaran las fiestas, planteamos a la asamblea que, durante las vacaciones, se levantara el encierro. Sin embargo, fueron muchos los que apoyaron continuar con la protesta, por lo que decidimos seguir adelante», explicó Adrià Sabat, uno de los portavoces de los estudiantes. En Nochebuena y en Navidad, la comida la aportaron «familiares comprometidos» y «personas que apoyan la causa estudiantil», confeccionando un menú que incluyó los elementos típicos de estas fechas. De postre, varios regalos que llegaron de forma anónima: vasos, platos y utensilios básicos para mantener un encierro en condiciones óptimas.

Tras diez días de encierro, la motivación sigue siendo la misma que el primer día. «Seguimos manteniendo la misma postura, que pasa por dos líneas», aseguró Sabat. La primera, «la paralización del proceso de aplicación del Plan Bolonia». La segunda, «la realización de un referéndum en el que pueda participar toda la comunidad universitaria» y que permita conocer «y visualizar» que «una amplia mayoría está en contra» de la Declaración de Bolonia.

«Es muy fácil coger el plan y decir qué elementos son buenos y cuáles no. Para nosotros, hay un punto innegociable: hay que delimitar el acceso de las empresas privadas en la enseñanza pública», afirmó Sabat. Es el punto más conflictivo, ya que los alumnos aseguran que el Espacio Europeo de Educación Superior supondrá la privatización de la universidad. «No queremos renunciar a todos los puntos, pero sí queremos que se renegocie el plan y que vuelva a hablarse. Hay que volver a debatirlo», dijo Rabat. De ahí el encierro en el edificio Ramon Llull. Un encierro que vivirá otra jornada diferente en breve: la Nochevieja.