«Nos han jorobado los planes del viernes y del sábado», decían ayer Óscar y Carolina frente a la oficina de su compañía aérea donde presentaban una reclamación.
Las idas y venidas del piso de Madrid donde viven al aeropuerto de Barajas han sido constantes, hasta que finalmente pudieron embarcar. En la misma situación se encontraban Patricia y Macarena, estudiantes de Educación Social en Madrid.
Patricia reside en Villaverde, a 50 kilómetros de Madrid capital; y Macarena todavía más lejos en la población de Ribas. Ambas se han desplazado cinco veces a Barajas a la espera de noticias sobre la posibilidad de coger un vuelo a Palma.
Los padres de Patricia; José María García Àlvarez y Margarita dedicaron palabras muy duras tanto para los controladores como el Gobierno. «Si sabían que iba a pasar por qué no han sabido gestionar esta situación. Esto es una vergüenza», dijeron.
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