Como cada año, un nutrido grupo de devotos han acudido a ver el Descenso del Crist de la Sang. | Pere Bota

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Con más participación incluso que en años pasados se celebró ayer en la iglesia de L'Anunciació el tradicional Davallament del Sant Crist de la Sang, la imagen más querida de Mallorca.

Las puertas del templo debieron permanecer abiertas para poder dar cabida a los más de mil feligreses que acudieron a la misa, el Vía Crucis y a venerar a la santa imagen, que desde anoche estaba en compañía de la Virgen Dolorosa. El Vía Crucis se inició pasadas las diez de la mañana y se prolongó hasta después de las once, cuando los prohoms (los encargados de custodiar la santa imagen) y los sobreposats (portadores del Sant Crist) procedieron a bajar la imagen del camarín.

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Esta ceremonia se remonta a varios siglos atrás, cuando prohoms y sobreposats trabajaban en el antiguo Hospital General, donde cuidaban a los enfermos y, al mismo tiempo, se ocupaban de la custodia y el mantenimiento de la imagen.

Una vez bajada, la imagen fue colocada ante el altar mayor, para que pudiera ser venerada por todas las personas que habían acudido al templo, entre las que se encontraba la presidenta del Consell, Maria Salom. Esta ceremonia provoca año tras año que muchas personas, de toda edad y condición, hagan cola para poder contemplar de cerca al Sant Crist, rezarle e, incluso, hacerle alguna promesa.