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Mercadillos benéficos, conciertos, competiciones deportivas o calendarios solidarios, recogidas de juguetes y de alimentos... cualquier iniciativa sirve, todo suma, y este año se han puesto en marcha numerosas muestras de solidaridad organizadas por primera vez por particulares o colectivos de trabajadores. Para muestra un botón: funcionarios de Justicia que recogen más de media tonelada de alimentos, empleados de Servicios Técnicos Portuarios que organizan una paella navideña, chocolatada en Son Gotleu organizada por las parroquias de la zona, trabajadores de EMAYA que donan el equivalente a las cestas y comidas de Navidad, y así un largo etcétera.

Desempleo

Y es que la Navidad suele despertar el sentimiento de solidaridad y la de este año más que nunca. Tras un año más de crecimiento del desempleo, y ya van unos cuantos, son muchas las personas que, a título particular o colectivo, han puesto en práctica de forma espontánea proyectos benéficos destinados a facilitar un poco estos días a los más desfavorecidos. Iniciativas que se suman a las que ya cuentan con larga tradición, como las que realizan los clubes rotarios, empresas o algunas ONGs.

Lo saben bien en dos de los puntos neurálgicos de la solidaridad en Palma: el Banco de Alimentos o Can Gazà, la casa de acogida para marginados que dirige Jaume Santandreu. Éste lo confirma: «estamos recibiendo más que otros años, además de las entidades que a lo largo del año nos prestan su ayuda, estos días vienen muchas personas de forma anónima para aportar su solidaridad». No obstante, reconoce que «comida hay en abundancia, ése no es el problema, sino canalizarla bien, hacer que llegue a los que de verdad lo necesitan». Y es que, lamenta, «sigue habiendo mucha gente que no está acostumbrada a pedir y le cuesta, le da vergüenza». Incluso, comenta, «hay personas que piden a su parroquia poder ir a recoger alimentos de noche, para no ser vistos, o vienen aquí al anochecer».

El presidente del Banco de Alimentos, José Falcó, también se muestra satisfecho por las abrumadoras muestras de solidaridad de estos días para con los que peor lo están pasando. «Ahora mismo tenemos el almacén lleno y las entregas son continuas», dice. Ayer mismo recibieron 500 kilos de turrón donados por la empresa Quely. Pero sabe que el próximo año volverá a ser muy largo y muy duro y espera que la respuesta se mantenga.