Sor Lucía Caram, ayer en Palma. | Joan Torres

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Sor Lucía Caram (1966, Tucumán, Argentina) es monja de clausura en el Convent de Santa Clara de Manresa (Barcelona) y dedica su vida a ayudar a los pobres. La crisis disparó el número de personas a las que daban de comer, que pasó de ocho a 1.300 familias y, es más, su lista de espera supera las mil personas.
Estas son algunas de las vivencias que explica en su libro Mi claustro es el mundo, que presentó ayer en Palma.

–¿Ha sufrido censura por decir abiertamente lo que piensa sobre temas controvertidos para la Iglesia?
–Con el papa Francisco se ha acabado el tiempo de la gente que se dedicaba a contralar la fe de los otros. Antes de la llegada del actual Papa, el obispo de Oviedo prohibió unas conferencias y yo me retiré.

–El Papa afirma que el celibato no es un dogma de fe y que se podría revisar esta cuestión.
–El celibato en el caso de los sacerdotes debería ser una cuestión opcional. Creo que la Iglesia lo debe revisar. La opción de la vida matrimonial es uno de los dones más grandes y renunciar a esto para estar disponible es difícil.

–¿La falta de nuevos religiosos no tiene nada que ver con este planteamiento?
–Ya viene de tiempo atrás, mucha gente ya lo había planteado. Desde un principio no era así, el papa Pedro estaba casado y existen documentos que prueban que tenía esposa. Después, por un tema económico, se impuso el celibato.

–¿Podríamos volver a tener un Papa casado?
–Yo pienso que sí, pero por ejemplo en la Iglesia Maronita son católicos y se pueden casar, pero si son obispos no. Ya es positivo que el Papa sea célibe en el sentido de que está totalmente liberado.

–De no ser monja, ¿ a qué se habría dedicado?
–A estar al lado de la gente, como estoy. Mi vocación, de pequeña, era ésta. Tenía un novio pero opté por la vida religiosa porque me fascinaba la vida de Jesús y veía que las monjas eran felices.

–¿Da apoyo al proceso soberanista de Catalunya?
–El gran pecado de Rajoy es no querer escuchar. En Catalunya debe haber consulta, después ya hablaremos. No podemos dejar de escuchar a la gente por el hecho de que estemos subidos en una mayoría absoluta y intentar humillar a los otros. Con estas elecciones europeas no han tomado nota. Los catalanes tienen que votar en la consulta, yo iré y en general la respuesta será ‘sí, sí'. España ahora es una fábrica de independentistas.

–¿Cómo ve a las formaciones políticas emergentes como Podemos, que ha dado la sorpresa?
–Pablo Iglesias me escribió por Twitter, me pedía que tuviéramos un intercambio de impresiones porque sintonizábamos mucho. No he visto su programa electoral pero recoge la indignación de la gente.

–¿Cómo valora el conflicto educativo en Balears?
–Han querido introducir el inglés para arrinconar el catalán en la escuela. Recuerdo unas declaraciones de una diputada en el sentido de que se podía aprendrer con un power point. Hay una persecución encubierta. Se ha de respetar al pueblo, pero las cosas cambiarán por la tozudez de la historia.

–¿Qué opina de la huelga de hambre de Jaume Sastre?
–Cuando se comete una injusticia, hablamos de ayuno evangélico, como dice Pere Casaldàliga. No es sólo una huelga de hambre, es una opción de justicia evangélica.