Pablo Iglesias y sus podemitas, comenzando por sus compañeros mallorquines, aún andan peces en los lances de la política, sobre todo en campaña electoral. El revuelo que se ha armado en las redes sociales por su cena en el Ola de Mar del Portitxol era facilísimo de evitar. Si en vez de irse a degustar caldereta de langosta y calamar con sobrassada pagando a escote hubieran ido a comerse una hamburguesa o un pepito de lomo al kiosko Alaska de la Plaça del Mercat, sentados en un taburete, se habrían asegurado un chorro de votos palmesanos, sobre todo si hubieran filtrado la ingesta a los periodistas. ¿Es que Units Podem Més no tiene asesores de Prensa con suficiente cabecita para convencer a sus líderes de que un perrito caliente, barato y cariñoso como él solo, consumido en un lugar abierto y supertransitado, es un arma cargada de presente para ganar elecciones?
Lo del Ola de Mar no es sólo una ingenuidad justificable, al fin y al cabo se trató de una degustación tras un cansado viaje y una campaña agotadora. Políticamente es algo mucho peor, infinitamente más criticable: es una oportunidad perdida. Cenar de pie una patatas fritas con mostaza a la vista de los compatriotas, enciende corazones y endulza almas. En democracia, ejercer de mujer del César es esencial, nuclear, vital. Es el perfume de la inteligencia en una sociedad mediática. Es un acto de amor con el pueblo al que se pide el apoyo. Es un acto sublime. En campaña, engullir una hamburguesa con cebolla es poesía política. Es recitar el «Oh capitán, mi capitán» de Walt Whitman con bolitas de ketchup perlando las comisuras de los labios. Es el sabor de la victoria. Las langostas no ganan batallas, los pepitos de lomo son invencibles.
Hay que entender la infantil buena fe de los dirigentes podemitas de Palma cuando se llevaron a Pablo Iglesias a un sitio de moda, junto al mar, relajante, para gente bien. Traerse amigos madrileños a Mallorca a las puertas del verano, obliga. Y eso pasa en todas las familias, sin distinción de clase social cuando hacen de anfitriones. En estas fechas, para quedar bien, pega mucho más frutos del mar, que gustan a todo el mundo, que las sopes mallorquines y porcella, platos que nunca se sabe como les van a caer en el estómago a los chicos de Vallecas tras un agotador mitin cara al sol.
Pero la ingenuidad fue solemne en los tiempos que corren, en que todo ciudadano va armado con una cámara y sabe mandar Whats App a la velocidad del rayo. Pablo Iglesias y sus compis aún no se habían terminado el plato de caldereta y ya lo sabía media Mallorca. El revuelo de miraditas que se debió armar en el restaurante Ola de Mar entre la clientela habitual debió ser de órdago. A los podemistas isleños se les ve verdes. Jamás deberían haber ido a un lugar de moda y caro en jueves, por muy buena voluntad que hubieran puesto en el envite.
Los podemitas deben tenerlo muy claro: el perrito caliente es un trampolín hacia el cielo. La langosta (plato despreciado por nuestros antepasados al tener mala fama de consumidoras de cadáveres de náufragos) despliega sus antenas hacia las puertas del infierno. ¿Qué pidió de comer Jaume I tras haber ampliado la cabeza de puente de Santa Ponça en septiembre de 1229 y abierto el camino hacia Madina Mayurka? Una cabeza de ajos. Tragó lo mismo que sus hombres. Por eso fue invencible.
La ingenua cena de Pablo Iglesias en el Ola de Mar
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44 comentarios
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... y lo pagaron todo con la tarjeta black? o quizás con los sobres de la caja B? o quizás con algún soborno de empresarios bajo mano??... ah no, que aún no han llegado al gobierno y todavía no han hecho NADA punible, NO como otros... veo que a muchos les duele que hayan pagado todos su cena religiosamente, en vez de hacer un simpa y poder crucificarlos al fin... claro, como son "podemitas" en vez de peperos o sociatas, deberáin haber ido a un burger..! ....Este tipo de panfletos son patéticos.
Le recuerdo a quien me a contestado muy bien por cierto que aquí tenemos uns politicos que se metieron entre pecho y espalda unas copas en el rasputinn pero bueno como son casta seguro que a prescrito y todos contentos
.....quién pagó????? Ellos con su dinero?????, y quien es nadie para decir a otro que hacer con su nómina?????. Au agur
Tanto hablar de langostas,el champany el nevera,estuvieron en con cabrera,,cuando ha pasado una manada(plaga) de langostas por Valencia todo lo han arrasado,prefiero comer una langosta,antes que tener que dar de comer a tanta langosta que todo lo arrasa
Estimado Miguel claro que no pasa nada, como no paso nada cuando delante de Obama preguntaron a Castro por represion a las damas de blanco.
Lo que no puedes hacer es como aquellos malos curas que decían: "haz lo que yo te diga, pero no hagas lo que yo hago". Los podemitas se llenan la boca diciendo que están contra el lujo y las riquezas, pero ellos las consumen. Simplemente son hipócritas, y eso se paga en política.
Yo creo que si ganas 1 800e/mes (ganan mas pero lo donan al partido) se puede darse el gusto de una buena cena! por lo menos no es de dinero publico, cada uno pagó lo suyo...¿y que? Yo tengo una pensión pequeña pero algúna vez me doy el gusto de cenar "fuera"! Y porque no vigilan donde cenan C´s o Sanchez? Porque la cuestión es hablar de Podemos a todas horas! Será rabia porque no paran de subir y ojalá ganen y tendremos un país mejor!
A ver, que está muy bien todo lo que se quiera comentar, y seguro que tienes razón en cuanto al posible rédito electoralista del perrito, pero... no se trata de abandonar un poquito toda la parafernalia de cartón piedra de la política convencional, y empezar a ver gente en las instituciones a los que no se les vea el cartón, que sean transparentes y espontáneos, y no estén todo el rato vendiendo imagen?
Ho brodat Joan, es aixì de clar...poca pipella...
¡ Claro que no pasa nada por comerse un par de langostas en el Portixol ! ni por tener una casa en la costa o un buen coche, todo fruto de tu tabajo. Lo que me revienta es que estos pajarracos de la izquierda divina no puedan consentirlo y ellos se lo puedan consentir y permitir con nuestro dinero, el que les pagamos como diputados mientras se pasean por el mundo.