Miquel Ensenyat y Fina Santiago. | Jaume Morey

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Todo apunta a que el pulso Miquel Ensenyat-Josefina Santiago llegará hasta el día de la votación, sin que haya pactos que la eviten o la conviertan en un trámite. Ensenyat cuenta con el apoyo del grueso del PSM, formación muy superior en militantes a Iniciativa-Verds, de donde procede Santiago. Pero Josefina está herida. Siente que le han quitado la tostada delante de los ojos y eso la ha hecho reaccionar con soberbia y con dureza. Tras la caída del 'dominicano' Biel Barceló, Josefina se vio candidata sin mover un dedo, simplemente por el peso de los acontecimientos. Sabía que una parte del PSM, la más pragmática, la veía a ella como candidata, por encima de Bel Busquets, con menos experiencia en primera línea. Ya tenía la cabeza de lista entre las manos. Era un coser y cantar. Y por supuesto, también era la candidata favorita de Francina Armengol y del PSIB, ya que garantizaba unas autonómicas del 2019 en las que ella se conformaba con ser la vicepresidenta dejando a Francina que cumpliese los ocho años de mandato en el Consolat. Todo encajaba.

En esto, empujado por sectores del PSM que no se resignan a que Més ejerza un papel de segundón, Miquel Ensenyat lanzó por sorpresa su candidatura. Fue un aldabonazo, un llamamiento a las entrañas de Més (sobre todo del PSM) para aspirar a la presidència del Govern. A no hacer entreguismo tras la decepción de Barceló.

Josefina se sintió sorprendida y herida. Y plantó cara. Ya les ha dicho a los suyos que va a por todas y que llegará hasta el final cuando a Ensenyat le encantaría que la consellera fuese su número dos en la lista autonómica (¡acaso no se conforma Santiago con ser la número dos de Armengol!). Pero a Fina le ha podido la arrogancia. De hecho, hace unos días envió un emisario a hablar con el entorno de Ensenyat para decir que a ella le gustaría evitar un proceso electoral interno «que daría imagen de división» y que aceptaría a Ensenyat como a su segundo en la lista. Naturalmente, el actual president del Consell ni picó ni se dio por aludido. Ha visto debilidad en esta arrogancia de Fina. No caerá en la trampa de convertir las primarias (que culminarán con la votación el 9 de junio) en una pelea de gallinero. Ensenyat no quiere bajar al corral para salir vencedor. Hará una campaña en positivo, creativa, intentando generar ilusión y movilizar a Més. Hará una campaña de president del Govern, con la mano tendida hacia Fina.

Santiago, a parte de ofendida, parte con la desventaja de que Iniciativa-Verds es un partido mucho más pequeño que el PSM, aunque compacto, al menos en apariencia. Cuenta con el apoyo total y absoluto de la edil Neus Truyol, pero con la boca pequeña se escuchan algunas íntimas críticas internas hacia Josefina dentro de Iniciativa. Se comenta que no se ha ocupado del partido todo lo que debería y que se ha centrado en su trabajo institucional. También dicen de ella que tiene 'tics' autoritarios y que habría podido hacer mucho más para que David Abril no dejase la política por motivos personales. «Tal vez a David le ha faltado el aliento de Fina», se comenta en Més.De momento, algunos históricos de Iniciativa aún no han expresado su apoyo explícito a Josefina. Y eso provoca rumores.

Dentro del PSM había resignación al ver que Santiago se impondría como candidata tras el hundimiento de Barceló. La aceptaban como mal menor tras la depresión por el caso Garau y la caída de compañeros que provocó. No gustó, aunque callaron, la dureza con que Santiago exigió cabezas y crisis de Govern tras estallar la traca de los contratos de Jaume Garau. No hubo calor humano en sus latigazos.Allí fue cuando muchos se olieron la absoluta sintonía y paralelismo Armengol-Santiago. Josefina puso al Pacte por encima de Més. Y se puso ella por encima de sus compañeros de coalición. Algunos olieron chamusquina en esta actitud tan hierática. Ese fue el detonante de que, poco a poco, gente del PSM comenzase a animar a Ensenyat.

En el PSM hay preocupación por cómo se desarrollará la campaña de aquí a junio. Esperan una estrategia de Santiago «muy PSOE», es decir, a la yugular de Ensenyat, sin contemplaciones. Este estilo rebota en el PSM, que querría un estilo más educado y de compañerismo. No quieren dar imagen de excesiva división, aún siendo conscientes de que Santiago parte con mucha desventaja y ha de tratar de hacer daño a Ensenyat como única esperanza para seguir adelante. De ahí la altivez que ha demostrado hasta ahora. De ahí que intente que Ensenyat pierda los nervios y cometa algún error. Santiago tiene armas para intentarlo. Cuenta con el apoyo mediático del entorno del PSIB-PSOE. Eso es artillería de calibre grueso, poco fino pero con mucha metralla. Pero en el PSM se comenta que «no lo logrará. Con cada ataque nos unimos más. Lo hemos demostrado a lo largo de los años».