A eso de las 10 de la mañana, la iglesia ya estaba repleta de gente. Uno de los sacerdotes de la Sang, Joan Servera, celebró una misa para postriormente dar paso a la plegaria del Via Crucis, oficiada por el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, quien se refirió, en cada una de las estaciones, «a todas aquellas personas que, como Jesucristo, sufren y llevan una cruz como la guerra, la violencia, el sometimiento, las amenzas, el maltrato, la crítica destructiva, la incomprensión, el rechazo, la enfermedad, la soledad o la muerte de seres queridos».
Tras la plegaria del Via Crucis, llegó el momento en que, en presencia del obispo y del prior de la Sang, Lluc Riera, los sobreposats de la Confraria de la Preciocíssima Sang del Nostre Senyor Jesucrist, siempre acompañados de los prohoms de la misma cofradía, trasladaron la imagen, que había sido descolgada la noche anterior, desde su camerín hasta la nave central de la iglesia.
Antes de ser depositada, los sobreposats llevaron el Crist al patio exterior de la Sang para mostrarlo, simbólicamente, a los enfermos del Hospital General. En varias ocasiones se registraron aplausos y gritos de ¡Viva el Cristo de la Sangre! Todo ello ocurría ante la imagen de la Dolorosa, traída la medianoche anterior desde Sant Nicolau. Ya depositado en el interior, los fieles pudieron adorar y besar al Crist. Este jueves se puede visitar la Sang desde las 08.00 horas.
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