Ana Martín lleva una semana intentanto salir de Filipinas. | R.D.

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Ana Martín lleva una semana intentando salir de Filipinas, donde se encuentra recluida en un hotel en solitario por el brote de coronavirus. Esta mallorquina viajó al país asiático el pasado 11 de marzo: «¿Por qué iba a pensar que iba a pasar esto, si no lo sabía ni el Gobierno? Si llego a saberlo, evidentemente no hubiera venido, pero eso de ‘se veía venir', ¿de qué, es que yo flipo?»

Desde hace una semana intenta regresar a España, una situación en la que se encuentra otro medio millar de españoles en Filipinas: «El Ministerio no nos dice nada, lo único que nos dicen es que vayamos a buscar billetes, pero los vuelos se cancelan y no hay manera de salir». Pone como ejemplo que los precios se han elevado hasta los 6.000 euros y que, para poner en marcha un chárter de 400 plazas con destino a España, la semana pasada ya se reclamaba un millón de euros y las tarifas no dejan de subir.

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Sus esperanzas están fijadas en un vuelo fletado por la República Checa para Praga. «Me han aceptado en un principio y luego haré Praga-Barcelona». Critica la inacción del Ministerio y de la embajada: «no nos han ayudado en nada. Hay gente que ha salido y ha flipado cómo yo, mientras he enviado todos los correos que he podido a Exteriores».

Ahora se encuentra en un hotel en Cebu encerrada: «Lo bueno que tiene Filipinas es que por el calor el virus parece que no es muy efectivo. Está todo cerrado, la gente esta en sus casas, no puedes ir a la piscina, no puedes hacer nada. No puedes salir, están los militares. Hacen la lista de la compra y se lo traen los militares».

Ana insiste: «Quieres volver donde tienes tu corazón, donde tienes a tu gente. Es un derecho, porque situaciones como esta van a volver a pasar y va a sentar precedente cómo actúen ahora las administraciones con los que estamos fuera». Mientras tanto, aguarda la posible salida de un avión hasta Praga para intentar regresar.