La fecha de la ceremonia de consagración, el 4 de octubre, coincidió con la celebración de San Francisco de Asís, el santo de los animales, hacia los que Berón profesa un gran amor.

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El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, presidió este domingo en la Seu la ceremonia de consagración en el Ordo Virginum de Gloria Berón, destacada soprano argentina que reside en Mallorca desde hace casi veinte años. El Ordo Virginum es una llamada a la vida consagrada que ya existía en la iglesia primitiva, cuyo ritual fue renovado hace cincuenta años, tras el Concilio Vaticano II. Es una vocación cuyo origen se remonta a los inicios del cristianismo y por medio de la cual las mujeres, sin abandonar sus hogares, se entregaban totalmente a la misión evangelizadora.

En la actualidad, esta vocación es la esencia del servicio y entrega a los demás, «un compromiso para aliviar el sufrimiento de todos los seres», como señaló Gloria Berón en la Seu durante su discurso de entrada en esta categoría específica de la Iglesia.

En el caso de Gloria Berón, «mi servicio a la comunidad es a través de la música, porque la música es un gran elemento sanador del sufrimiento, que va directo a las emociones».
Esta destacada soprano, a la que le dieron un premio internacional en la Scala de Milán representando a Mallorca y obtuvo el premio a mejor intérprete lírica de todos los conservatorios superiores de España, llevaba muchos años pensando en dar este paso. «Un día, después de un concierto en la Seu con la Orquestra Simfònica, una señora muy mayor se me acercó y me dijo que mi voz la aproximaba a Dios; yo le contesté, en aquel entonces con soberbia, ‘¿qué pasa si le digo que yo no creo en Dios?', y ella me respondió: ‘Si yo tuviera esa voz, creería'. A partir de ahí comenzó mi búsqueda y me di cuenta de que los aplausos no sirven para nada, que todo es vanidad, y que de nada sirve lo que hagas si no es para aliviar el sufrimiento de los demás». Más de diez años después, da el paso de renuncia «a todo lo que de insustancial hay en la vida».

Durante la homilía, el obispo Sebastià Taltavull destacó, con palabras del papa Francisco, que actos como el de ayer «son una manifestación de la sinfonía del Señor», en clara referencia a la relación de Berón con la música, y animó a todos a vivir «los dones del espíritu».

El obispo Taltavull, que presidió la ceremonia tocado con la mitra en determinados momentos, recitó la oración consecratoria y le entregó la alianza a Gloria Berón, que simboliza los votos perpetuos, y el libro de las oraciones. Las palabras con las que la cantante y música finalizó la ceremonia sirvieron para dar respuesta a todos los interrogantes que muchas personas de su entorno, amigos y compañeros y compañeras de profesión, muchos de ellos presentes en la Seu, se han planteado ante este inesperado compromiso.

La fecha de la ceremonia de consagración, el 4 de octubre, coincidió con la celebración de San Francisco de Asís, el santo de los animales, hacia los que Berón profesa un gran amor. Por esa razón citó en su discurso esta frase de Asís: «Si Dios puede trabajar a través de mi, puede hacerlo a través de cualquiera».

Gloria Berón, que ha dirigido en varias ocasiones el Coro de la Seu y es maestra de capilla de la iglesia de Santa Eulàlia –un cargo reservado hasta ahora a hombres–, seguirá con esta labor y con su trabajo de formación musical de los coros de Santa Eulàlia.

Mujeres entregadas pero autosuficientes

Las mujeres que entran en el Ordo Virginum realizan voto de castidad y de obediencia, pero no de pobreza. De hecho se les exige disponer de autosuficiencia económica por lo que conservan su actividad profesional y laboral como medio de obtener los recursos económicos necesarios. El 31 de mayo de 1970, por deseo de Pablo VI, la Sagrada Congregación para el Culto Divino promulgó el nuevo Rito de Consagración de Ordo Virginum, que supuso el renacer de una de las vocaciones religiosas más antiguas existentes en las comunidades cristianas desde los inicios de la Iglesia, una época en el que la mujer tenía mayor presencia.