Jóvenes protestando desde los balcones. | Jaume Morey

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Pintar las paredes de dos habitaciones, pintar 22 terrazas en cuyas paredes «se aprecian marcas de zapato y de comida», sustituir un espejo, una mesilla de noche y una mampara de baño y reparar las puertas de tres habitaciones con grietas y arreglar el quicio desencajado de una puerta. Total, 1.820 euros. Este es el parte de daños que el hotel Bellver, que acogió al grupo de estudiantes confinados allí por el Govern el pasado junio, ha remitido al Ejecutivo balear.

La consellera de Presidència del Ejecutivo, Mercedes Garrido, citó estos daños en su comparecencia de este martes ante el Parlament aunque no aludió al coste económico, que Meliá Hotels –que gestiona el hotel puente– estima en 1.820 euros, según indica en el informe remitido al Govern. El informe va acompañado de fotografías y detalla el importe de los arreglos.

El confinamiento de los estudiantes que habían viajado a Palma a finales de junio alcanzó amplio eco, provocó el anuncio de demandas por parte de familiares, acusaciones de «secuestro» por parte de Vox y un auto judicial donde se anuló la medida.

La consellera Garrido compareció en la Cámara para dar cuenta de la respuesta del Ejecutivo al auto judicial: la presentación de un recurso de apelación ante el TSJB en contra de la decisión del juzgado de lo Contencioso Administrativo número 3 de la capital balear.

En su comparecencia, la consellera Garrido justificó la decisión del Govern y, como ya hizo la semana pasada la titular de Salut, precisó que se habían seguido criterios sanitarios.

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La «prueba diabólica»

En el recurso, el Govern defiende que el cribado general como el confinamiento de los jóvenes reunía los criterios de «proporcionalidad, necesidad e idoneidad» y que fue «acertado».

El macrobrote afectó a más de 4.000 personas de todo el país y más de 8.000 personas en comunidades tuvieron que aislarse. El juzgado tumbó el confinamiento al entender que el Govern no había acreditado que estas personas fueran contactos estrechos de casos positivos. La consellera consideró ayer que eso era imposible de demostrar y empleó varias veces la expresión «prueba diabólica». Y añadió: «Nos pedía si pepito es contacto de menganito, pero ni ellos nos podían decir con quién habían estado». También comentó que «no se podía establecer que cada oveja estuviera con su pareja pues hubo cambios de pareja».

Según expresó, ni los mismos estudiantes «eran capaces de decir» con quiénes habían estado ni cuánto tiempo, y que por ello el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad había determinado que debía considerarse contacto estrecho todo aquel que hubiera participado en actividades «de alto riesgo».

Garrido también se refirió a los conciertos de la plaza de toros, foco acreditado de los contagios. Recordó que se interrumpió uno al comprobarse que no respetaba ninguna de las medidas de seguridad pero añadió que la empresa tiene licencia de actividad.

Tanto PP como Cs pidieron que se asumieran responsabilidades políticas. No se asumirán y el Govern sigue creyendo que actuó correctamente.

El parte de desperfectos va acompañado de fotografías

El informe que citó la consellera Garrido en su comparecencia parlamentaria fue remitido al Govern el 1 de julio. Detalla los daños y el coste de las reparaciones (el principal gasto es en pintura) e incluye fotografías. Salut tiene convenios con hoteles para acoger a personas que no pueden confinarse en sus casas.