El ganador de las primarias abraza a la perdedora, Maria Ramon. | Teresa Ayuga

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La noticia es que Lluís Apesteguia ha ganado las primarias de Més pero el titular también podría ser que el aparato las ha perdido. El alcalde de Deià no era el preferido por la actual dirección del partido, que apostaba por la alcaldesa de Esporles, Maria Ramon, pero ha terminado siendo el preferido por las bases de los ecosoberanistas. Esta preferencia de las bases tiene, además, una lectura muy trascendente. El ganador es muy crítico con los términos del actual pacto de izquierdas, ha defendido una revisión de los acuerdos firmados en su día con PSIBy Podemos, dice que no estará en un hipotético gobierno de izquierdas si no es para presidirlo –no será vicepresident ni conseller– y en el trasfondo de su discurso hay un halo que deja abierta la puerta a que Més no forme parte del Govern en 2023 a cualquier precio. Eso y no otra cosa es lo que han elegido las bases de Més, lo que deja ver de forma muy clara que puede que los cargos estén satisfechos en sus puestos institucionales con formar parte del gobierno de Francina Armengol, pero las bases dicen otra cosa y no precisamente buena. Hay un alejamiento entre los votantes y los cargos institucionales.

Ese malestar se arrastra desde el principio de la actual legislatura, cuando una parte de la militancia de Més era incluso partidaria de no entrar en el Govern. Apesteguia, que quedó apartado de la dirección tras aquella fea maniobra de la cena de Llubí en la que no estuvo, aquella cena donde estuvieron a punto de quedarse sin cargo Fina Santiago, Miquel Ensenyat y Vicenç Vidal, se venga ahora del aparato con esta clara victoria. No le pasa lo mismo a Bel Busquets, que salió incinerada políticamente de aquella operación mientras Apesteguia, su mano derecha, se recluía en Deià en sus cuarteles de invierno. Apesteguia ha ganado porque parecía lo nuevo sin serlo y Busquets ha perdido porque representaba al pasado siéndolo.

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Las bases han hablado con sentido crítico hacia el actual pacto y Apesteguia se ha cobrado su particular venganza con el clan de Esporles, pero el proceso de las primarias también deja otro elemento interesante para el análisis: por primera vez en muchos años, en este proceso no han competido PSM contra Iniciativa, sino PSM contra PSM.

La campaña no ha girado en torno a las dinámicas del eterno debate entre los militantes del PSM y los de Iniciativa-Verds, lo que puede interpretarse como un claro síntoma de que la marca Més comienza a trascender y a superar a las siglas que lo componen.

Més es un partido de vaivenes, herencia que le viene del PSM. Se incomoda cuando está en el Govern y respira en la oposición. En este proceso cíclico de los ecosoberanistas, el péndulo se mueve ahora en otra dirección. Veremos si el cambio gravitacional termina afectando al Govern.