Cómo dicen los pacientes crónicos: «No somos ya no los mismos pacientes ni los mismos profesionales, hemos empeorado y mucho. La realidad que plantean las personas que presentan enfermedades crónicas es que tienen una lucha enorme con su enfermedad y está claro que no podemos abandonarlas durante más tiempo. Los pacientes crónicos se sienten olvidados y ya como remate en esta sexta ola, donde ómicron ha llevado a peor su situación.
Hace seis meses decían que desde el inicio de la pandemia, el 31 % había visto agravada su enfermedad crónica o había experimentado nuevos síntomas distintos (un 11,7 %). El 42,8 % de los pacientes crónicos manifestaban haber experimentado un empeoramiento de su salud o la aparición de síntomas nuevos desde el inicio de la pandemia y, ante esta situación, solo el 6,7 % habían sido atendidos en el momento que lo han necesitado. De hecho, la media se situaba en 48 días desde que comunicaron la necesidad de una revisión por el empeoramiento hasta que recibieron atención. Además, al 64% le programaron una prueba diagnóstica que tardó, de media, dos meses en llegar y el 43,3% recibió un nuevo diagnóstico pasados 117 días, de media, desde el inicio de empeoramiento. Solo la mitad de los pacientes crónicos pudo continuar con su tratamiento en los centros sanitarios durante momentos de la pandemia. Y eso es evidente que generó muchos miedos e incertidumbres en muchos pacientes crónicos. Una situación que hace que los pacientes se sientan olvidados durante la pandemia y cómo remate en esta ola de ómicron.
La sexta ola amenaza a unos pacientes crónicos más abandonados que nunca. La pandemia priva de voz a los pacientes y les mantiene en una situación que les impide acceder a los serbios que tenían y a su propia historia clínica, entre muchas otras limitaciones. Así, vemos que la pandemia COVID-19 ha generado además otras pandemias: la de la falta o retraso de atención a pacientes crónicos, la de salud mental y la de la COVID persistente. La pandemia ha generado pandemias asociadas. Una muy importante ha sido con los pacientes crónicos, que se ven desprotegidos. No tenían ni tienen el seguimiento ni la atención que recibían antes desde atención primaria, enfermería o atención hospitalaria… y eso ha generado muchos problemas. A algunos les ha costado la vida y otros han perdido el control de su enfermedad.
Eso ha pasado menos en personas que estaban formadas, pacientes expertos, pacientes que habían acudido, por ejemplo, a la Escuela de Pacientes como la de Andalucía. Muchos de ellos nos han contado que a pesar de la dureza -sobre todo en la época de confinamiento pero también después por las dificultades de acceso a los servicios sanitarios- sentían que llevaban la mochila llena por la formación que habían hecho previamente. Y esa mochila llena les había ayudado a fortalecer aspectos como la visión optimista, trabajando las emociones positivas en un entorno en el que había muchos elementos negativos, y saber sobre determinados elementos que les permitían tomar las decisiones adecuadas en relación con su enfermedad.
A esto hay que añadir, además, la pandemia de la salud mental. Si al confinamiento le añadimos el miedo, la incertidumbre, la sensación de no control,… nos encontramos ahora con un aumento de casos de problemas de salud mental. Y a esas dos pandemias, la de los pacientes crónicos y la de la salud mental, le podríamos sumar una tercera, que es la pandemia de la COVID persistente, que está afectando a mucha gente, que ha perdido muchísima calidad de vida y ve afectada tanto su vida laboral como personal y no disponen de tratamiento. Sin duda, vamos a necesitar mucho tiempo para abordar estas tres pandemias. No olvidemos a los pacientes crónicos a pesar del colapso de la atención primaria. Necesitan atención.
1 comentario
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No veo que el IBSalut haga mucho al respecto, ¿acaso no gobierna la tan querida y gloriosa izquierda?