El informe, realizado a partir de una campaña de obtención y elaboración de datos y de la tesis doctoral de Hannah Wesselman, El Derecho Humano al Agua en las Islas Baleares, reconoce que, desde 2020, puede haber ayuntamientos que han mejorado su información sobre la calidad del agua, pero, en cualquier caso, constata «una escasa o nula transparencia en relación a la publicación de datos». Según el estudio, «esta falta de información actualizada perpetúa a su vez la falta de confianza social en la calidad del agua y dificulta la promoción del suministro público como apto y seguro para el consumo».
El informe pone como ejemplo a Lloret, que sí publica datos, porque es un municipio que presenta variabilidad en la calidad del agua a causa de los niveles de nitratos presentes en sus recursos hídricos subterráneos. Hay municipios en los que, efectivamente, el agua no es apta para el consumo, ya que contiene una gran cantidad de nitratos procedentes de la agricultura convencional. Otro de los motivos es el excesivo consumo a causa de la presión humana y la alta concentración de cloruros que se filtran en los acuíferos desde la costa. El estudio señala que, con estos datos, existe la percepción popular de que el agua de Balears es dura y tiene mal gusto. Sin embargo, «en la mayoría de municipios, el agua es apta para el consumo».
A partir de la percepción de que los recursos son de mala calidad, «el consumo de agua embotellada en Balears duplica la media estatal: 116 litros por persona y año frente a 60,3. Un estudio de la Conselleria d'Agricultura indica que el agua embotellada encabeza el ranking de productos más consumidos en Balears, con 252.598 toneladas en 2020», apunta el informe. Siguiendo en esta línea, «en el mercado balear del agua embotellada, el uso de envases de plástico reutilizable representa el 90 % frente al 8 % de los de vidrio. Es un dato a tener cuenta, cuando la recogida de envases sólo alcanza el 25 % del total».
Las botellas de plástico y sus tapones se sitúan entre los 10 objetos más encontrados en las playas, por lo que las mesas técnicas organizadas por Save the Med destacan «su alto riesgo de contaminación ambiental». Finalmente, el informe recuerda la campaña Salud de plàstic, organizada por Rezero, en la que análisis de muestras de orina, entre ellos de personas de Balears, dieron como resultado llamativo que el 100 % de los participantes presentaban derivados del plástico en su cuerpo. Estos aditivos detectados se utilizan para aportar elasticidad, dureza o flexibilidad a los envases.
6 comentarios
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En casa bebemos agua del grifo, pasada por una jarra con filtro, y está perfectamente buena. El mito de que el agua de grifo es mala lleva demasiado tiempo circulando. Además, todo el mundo se escandalizó cuando hubo que traer agua en barco desde la península. Con el agua embotellada hay que hacer exactamente lo mismo pero a nadie le preocupa el desperdicio absurdo absoluto: envases, precio, transporte… cuando abriendo un grifo tienes toda la que necesites a un precio irrisorio.
Debería ser obligatorio que todos los municipios den a conocer los datos de calidad del agua así como los datos de fugas en las redes de distribución.
Sorprende el constante celo regulatorio del Govern. Pero nada de exigir transparencia ante los asuntos más elementales. La democracia es transparencia y consenso.
En casa bebemos agua del grifo, no compramos agua embotellada, y se hacen muchas campañas para que se consuma agua corriente. Lo mínimo sería darnos la seguridad de que lo que bebemos es, cuando menos, inocuo para nuestra salud. Este artículo no es precisamente tranquilizador...
Por eso mismo yo siempre compro agua Bezoya, que te entra por la boca, y te sale por... un precio muy económico.