López Nadal se remontó en la Historia: «Con la disolución de la URSS en 1991, las fronteras de la OTAN corrieron hacia el este, incluyendo las repúblicas bálticas y estados del antiguo Pacto de Varsovia, ejerciendo una mayor presión sobre Rusia. Llegados a este punto, no sólo para Putin, sino para una buena parte de la opinión pública rusa, resulta inaceptable que Ucrania también se integre en la OTAN. Lo considerarían una amenaza para su seguridad».
En cualquier caso, para el diplomático, «el prestigio de Putin está por los suelos y Rusia ya está sufriendo elevadas pérdidas humanas y las primeras consecuencias económicas de la guerra. Putin quería debilitar la OTAN y romper la UE por dentro, apoyando a la extrema derecha europea. Ha conseguido lo contrario. Ha resucitado la OTAN. Con la salida de Trump y la entrada de Biden, las relaciones entre EEUU y Europa han mejorado. Y la agresión de Putin a Ucrania también ha reforzado la UE, que ahora es más firme en su unidad y es más solidaria. Incluso ha decidido apoyar militarmente a Ucrania, lo que valoro positivamente».
Brújula
Ese refuerzo supone, según López Nadal, que «la UE adquiera una nueva dimensión geopolítica, más allá de una vertiente económica y unos valores comunes. Hasta ahora, la UE no tenía un perfil geopolítico propio, sobre todo en seguridad y defensa. Debe empezar a marcarlo, con una brújula estratégica propia, ante China, el propio Putin y unos EEUU que pueden regresar en el futuro al trumpismo». De todos modos, aunque empiece a marcar perfil, «los retos geopolíticos de la UE empiezan en su interior. La situación de los derechos humanos en algunos países europeos es mejorable y también pueden estar en peligro en el resto. Cada país debe mejorar su democracia y España no es una excepción. Y la UE, que ha sido solidaria con los ucranianos, también debe ser humanitaria con los refugiados que llegan de Siria, Yemen, Afganistán o África. No podemos convertirnos en la Fortaleza Europa con un Santiago y cierra España a escala europea».
Tras los retos interiores, Joan Manuel López Nadal enumeró los retos exteriores: el mundo indopacífico (India, Japón, Corea, Australia), el Mediterráneo (Sahara, Argelia, Libia, Egipto) y África, «donde, siendo activos y generosos, es necesario un plan de cooperacióin y control humanitario de las migraciones», en opinión del experto. Finalmente, López Nadal consideró «inevitable que, en esta nueva autonomía geoestratégica, Europa gaste más en defensa. Debemos empezar a pensar en una mayor responsabilidad geopolítica y cambiar las prioridades. No sabemos si Putin caerá o no, pero si la guerra se alarga su situación empezará a ser insostenible ante su propia opinión pública. Tampoco sabemos hasta cuándo podrán resistir los ucranianos y hasta cuándo podremos ayudarles».
2 comentarios
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Hace mucho que Europa debería haber empezado a hacer algo. Lo del perfil geopolítico es un debe más en el expediente, y los problemas, lejos de solucionarse, se van amontonando gracias a debates que no llevan a solución alguna. Cualquiera diría que los burócratas europeos han copiado el método español de que lo haga otro. Tras años de dedicarse a pagar para que les solucionaran los problemas, y después de que casi todo les haya explotado en la cara, nuestros líderes se han dado cuenta de que, tal vez, el mundo va a otra velocidad. Han decidido pagar para controlar la inmigración, para comprar energía y para deshacerse de la basura, entre otros temas de interés. Y cuando el que controla las fronteras te chantajea, el que te vende petróleo te lo sube de precio, y el que te compra la basura te dice que no más, es cuando se te cae el mundo de unicornios que te habías montado. Europa requiere más empleo, más energía propia, un ejército propio y tomar decisiones que, aunque puedan ser dolorosas, sean necesarias.