Los apartados que experimentan los mayores incrementos continúan siendo los mismos que en el resto de comunidades: energía, transporte y alimentación | Efe

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La inflación concedió el pasado julio una pequeña tregua en términos intermensuales que apenas logró frenar el enloquecido ascenso que está registrando el Índice de Precios al Consumo (IPC) en el último año. Una exigua bajada del 0,1 % respecto a junio que no maquilla un crecimiento interanual que alcanza por primera vez los dos dígitos en Baleares: un 10,3 %, cinco décimas por debajo de la media nacional. La variación del índice general en lo que va de año se sitúa en el 5,8 %, exactamente el mismo porcentaje que a nivel nacional. Asimismo, los apartados que experimentan los mayores incrementos continúan siendo los mismos que en el resto de comunidades: energía, transporte y alimentación.

Así, la mayor variación anual es la de vivienda, agua, electricidad, gas u otros combustibles, con un ascenso del 20,3 %. Además, cabe destacar que este es el grupo que tiene una mayor influencia en la tasa anual del IPC. Transporte es la segunda categoría de la lista con un 15,6 % y alimentación y bebidas no alcohólicas la tercera con un 11,8 %. Restaurantes y hoteles cierra el grupo de apartados con un incremento de dos dígitos, que en su caso se sitúa en el 10,7 %.

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Por lo que respecta a la cesta de la compra, el apartado de aceites y grasas es el más encarecido con una subida del 22,1 %. También destacan los incrementos de la carne de ovino (18,3 %) y vacuno (16,9 %), los huevos (19,1 %) y la leche (19,8 %). Con todo, Baleares es la tercera comunidad -compartiendo posición con Cataluña, también con un 10,3 %- con el incremento anual más bajo, después de Canarias (9,4 %) y Comunidad de Madrid (9,6 %) (además de la ciudad autónoma de Melilla, que registró un 10 %).

Esta tendencia al alza de los precios, consecuencia principalmente del encarecimiento energético derivado de la guerra de Ucrania, está llevando a registros de récord en los últimos meses. A pesar de ello, las previsiones más optimistas apuntan a una bajada en el segundo semestre gracias al abaratamiento progresivo de los carburantes que dejaría la tasa anual en un 8 %.

Según reseñó el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa anual del índice general en julio, del 10,8%, es la más alta desde septiembre de 1984. Por su parte, los alimentos y bebidas no alcohólicas alcanzaron el nivel más alto desde el comienzo de la serie histórica, en enero de 1994, con una tasa que se disparó al 13,5%, seis décimas superior a la del mes pasado. Tal y como detalla el INE, este encarecimiento de los alimentos y las bebidas no alcohólicas se debe al comportamiento de determinados grupos: concretamente carne, leche, quesos, huevos, pan, cereales, legumbres y hortalizas.