Estos son los escalofriantes datos que se extrae del 'Estudi sobre pornografia a les Balears: accés i impacte sobre l'adolescència, dret internacional i nacional aplicable i solucions tecnològiques de control i bloqueig', que ha encargado el Govern a un multidisciplinar equipo de la UIB y que este viernes los principales responsables han presentado en rueda de prensa.
Una de las advertencias que concluye el mayor informe realizado hasta la fecha en las Islas es que el consumo entre adolescentes y jóvenes puede causar no solo problemas a la larga para relacionarse sexual y afectivamente, sino también de salud mental. El trabajo ha contado con 24 profesionales, que han llevado a cabo un total de cuatro estudios complementarios.
En el primero, se ha encuestado a 3.629 jóvenes entre 13 y 18 años. Por otra parte, un total de 2.692 familias han participado en la segunda encuesta. El estudio ha contado con grupos de discusión con jóvenes para conformar la tercera parte y, finalmente, se han llevado a cabo consultas a 32 expertos del mundo universitario y de la investigación.
Acceso precoz
El doctor en Sociología de la UIB, Lluís Ballester, y uno de los responsables del estudio junto a la directora del y profesora de Derecho Internacional de la UIB, Valentina Milano, ha explicado que el 76 % de los jóvenes y adolescentes encuestados acceden a internet a edades «muy reducidas», antes de los 12 años, mientras que un 20% lo hace antes de los 14 años. Según Ballester, el acceso temprano «es igual entre los dos géneros», y esto lo ha argumentado con que «la pornografía se ha constituido como un proceso habitual en su uso y cultural».
Sin embargo, sí que ha aparecido una extrema diferencia entre chicos y chicas en la intensidad o frecuencia del consumo de porno. «El 34,3% de jóvenes mira más de tres horas porno frente a un 2,6% de las mujeres», ha señalado el sociólogo. Y un 31% del conjunto de la muestra esta más de cinco horas semanales, «básicamente todo chicos».
El 54% de estos encuestados ha contestado en el estudio que ve porno para satisfacer su curiosidad, pero un 39,8% lo hace para aprender sobre sexualidad. «La pornografía es la principal fuente de aprendizaje para ellos», ha sentenciado Lluís Ballester.
Sin embargo, de las más de 2.600 familias que han participado en la muestra, sólo un 20% reconoce que su hijo o hija frecuenta por esta industria a través de internet.