Turistas en la Playa de Palma el pasado mes de mayo. | P. Pellicer

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Las llegadas de turistas a Baleares rozaron el millón y medio en el pasado mes de abril. En total, fueron 1.476.097 las llegadas de visitantes nacionales e internacionales en ese mes, un máximo histórico que no solo supera en un 13 % las del pasado año, sino que además rebasa cómodamente las cifras de 2019 (1,31 millones) y 2018 (1,16 millones).

Así lo reflejan los últimos datos de estadística de movimientos turísticos en frontera (Frontur), que además revelan un crecimiento interanual del 19,5 % en el acumulado desde enero. De hecho, nunca se habían registrado tantas llegadas en los primeros cuatro meses del año: 2,5 millones de turistas desde enero, un 5,7 % que en el año con mejores cifras hasta esa fecha, 2019 (2,4 millones).

De consolidarse esta tendencia, Baleares encara un año en que dejaría definitivamente atrás el proceso de recuperación postpandémica para ir más allá e instalarse en cifras de récord absoluto de visitantes. Los flujos turísticos se están embalando nada más iniciarse la temporada.

El vaticinio de año récord que traen consigo estos datos llega en un momento clave de la política balear sobre el turismo. El triunfo del PP de Marga Prohens en las elecciones llevará aparejado una línea de actuación que promete acabar con las políticas de decrecimiento turístico del Govern de Francina Armengol y poner a prueba las verdaderas capacidades del territorio balear, que la temporada pasada sufrió una saturación evidente lamentada por sus habitantes y hasta por los propios turistas.

El discurso del PP ha mantenido siempre que el problema radica en deficiencias de gestión -con acento sobre movilidad e infraestructuras- y no en el número de turistas. Esa teoría también se verá puesta a prueba en el arranque de la nueva legislatura, aunque más si cabe en la temporada de 2024 y posteriores, cuando el Govern de derechas con Prohens al frente que supuestamente emergerá en el próximo mes haya tenido más tiempo de desarrollar su programa.

Asimismo, el gasto turístico sigue marcando su propio camino paralelo hacia máximos históricos, en este caso con un crecimiento mucho más acusado que el de las llegadas a causa del encarecimiento por la inflación, que ya disparó los precios el pasado año. El gasto en abril fue de 1.500 millones de euros (un 12 % más que en abril del pasado año), mientras que en el acumulado de 2023 se alcanzan prácticamente los 2.470 millones de euros (un 16 % más).