A la jornada que ha organizado este jueves el IMAS en la UIB han participado cerca de 200 personas entre profesionales, autoridades políticas y estudiantes, entre otros. | Pilar Pellicer

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A veces hay historias que no queremos ver u oír porque duelen demasiado. Pero cuando se observan, no solo remueven sino que crean consciencia. Esta percepción es la que han tenido los estudiantes del segundo ciclo formativo de Realización Audiovisual del Centre Integral de Formación Professional (CIFP) Juníper Serra a la hora de gestar los cortometrajes Abraçant la soledat y Tan sols edat en la que radiografían el edadismo, la tercera causa de discriminación en el mundo después del racismo y el machismo.

Edadismo es maltrato hacia el colectivo más envejecido por el hecho de ser mayor. El Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS) encargó a estos estudiantes del ciclo formativo que hicieran un proyecto de sensibilización con motivo del Día Internacional de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, que se celebra hoy. A través de testimonios, los alumnos han trasladado a la pantalla historias muy duras y sinceras. «He aprendido mucho a la hora de escuchar sus experiencias. Lo más complicado del edadismo es que ellos, los mayores, no reconocen esta discriminación», ha comparte el estudiante Enrique Gómez, acompañado del resto de sus compañeros y su profesor Martí Pallicer, quien ha estado detrás de los jóvenes tanto en la investigación como en las grabaciones y producción.

Los dos cortometrajes han sido protagonistas en la XII Jornada Una mirada a la protección de las personas mayores que ha organizado esta mañana la institución insular en la UIB, en la que han participado cerca de 200 profesionales.

Maltrato

El término edadismo se acuñó a finales de los sesenta. En todo este tiempo, expertas como Gema Pérez Rojo, catedrática de la Universidad CEU San Pablo de Madrid, invitada a la jornada, reconocen que todavía se necesita sensibilizar para erradicar este tipo de maltrato. «La mayor parte de las veces es una discriminación inconsciente, se observa en las actitudes edadistas. Se intenta trabajar con las personas para evitar que se produzcan estas conductas», ha destacado.

Para la activista y profesora jubilada de la UIB Julia Gallo, «el edadismo es una forma más de maltrato, en la que se trata mal solo por la edad. Estudiar esta discriminación es muy difícil y, de hecho, el mayor tarda en reconocer que está siendo maltratado. Así, prefieren estar callados».

Una de las claves para detectar cuándo estamos discriminando a este colectivo de personas mayores, se puede apreciar cuando nos decimos a nosotros mismos «a mí no me gustaría que me trataran así». La activista apela también a los estereotipos como «le trataremos con cariño», cuando un mayor acude a una residencia, o frases que todavía están en nuestro lenguaje como «con los mayores todo vale».