Pere Riutord es vicedecano de la facultad de Odontología.

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Adema presentó sus simuladores hápticos y holográficos, por primera vez, el verano pasado en el Congreso Europeo de Facultades de Odontología. Pere Riutord, vicedecano de la escuela universitaria, hablará este martes de esta técnica pionera, especialmente hábil para las intervenciones quirúrgicas, en la Reial Acadèmia de Medicina de les Illes Balears.

¿Qué es la simulación háptica y holográfica?
Háptica es algo táctil. Es un tipo de simulación que no la ves en la pantalla de la televisión, sino que se coges con un instrumento y define la dureza de lo que tienes delante. Por ejemplo la boca de un paciente, si tocas un diente notas la dureza del esmalte. Lo holográfico es que tiene una visión 3D, se puede mover, rotar, girar, inclinar. Por un lado está la forma y por el otro el tacto.

¿Desde cuándo se practica la simulación en la enseñanza de la medicina?
Que yo sepa de este tipo no se ha iniciado, sólo en el mundo de la Odontología. La escuela universitaria Adema es un centro pionero. Ahora hay unos encuentros de profesores de ciencia de las salud en Catalunya y nosotros presentamos nuestros simuladores como novedad.

¿A qué otros campos podría extenderse?
La presentación de hoy es genérica para todo tipo de intervenciones quirúrgicas. La simulación nosotros la utilizamos para que practiquen los estudiantes, antes de ver a pacientes, o incluso como prueba de habilidad espacial para entrar en la facultad. También es útil en ciertas asignaturas para aprender a poner coronas, empastes o puentes y llegar también a una cirugía de implantes. Después se puede hacer una operación y encontramos las mismas durezas, dificultades e incluso con el mismo nervio y podemos ensayar las veces que queramos. Esto interesa sobre todo en el mundo de la neurocirugía o traumatología… En ámbitos en los que nos imaginamos que nos encontraremos, en base a la exploración del paciente o un TAC. Hasta ahora no se podía tocar la paciente y saber si el hueso es compacto, esponjoso... Ahora se puede simular con el paciente real y podemos practicar las veces que queramos. Sobre todo con tejido duro.

¿Puede prever las complicaciones que habría en una intervención común?
La simulación no tiene contraindicaciones es una herramienta para complementar. El programa es muy completo, puede ser que el paciente reaccione diferente pero conoceremos las sensibilidades del tacto (que son muy importantes) se pueden ensayar las inclinaciones en 3D... Además hemos ido más allá, lo que vemos en el ordenador es una inmersión parcial. Ponemos en el simulador el TAC del paciente y le hacemos el tratamiento como si fuera real, con las lentes entramos en el mundo virtual del metaverso. No vemos una pantalla de ordenador, sino una clínica dental. Vemos a nuestro avatar, nuestras manos virtuales. Engañamos a nuestro cerebro.

¿El fin es más educativo que asistencial?
Hasta ahora son modelos teóricos. Es educativo, de uso universitario. Los hospitales podrían tenerlos y usarlos pero de momento no es así. En Adema hay 16 simuladores.

¿También le dan un uso estético?
En nuestra escuela hay tres grados y en el de Bellas Artes también se utiliza. ¿Cómo? Introducen el archivo de mármol, terracota, o del material que sea… Y pueden hacer una escultura con la dureza del material antes de que sea real. Se puede modelar, perforar… Amparo Sard, que es la jefa de estudios, lo utiliza para hacer esculturas.

¿Qué otros usos tiene?
Pues por ejemplo analizan la madurez de las frutas. En Nutrición Humana miran si un alimento está maduro, en su punto, si está cocido... Sacamos todas las aplicaciones prácticas de un simulador, no sólo de Odontología. Podemos introducir un objeto sólido y tenemos su dureza y estructura tridimensional. Hacemos con él lo que queramos. Podemos cortar y dar forma, por ejemplo, al mármol, al instrumento que quieras trabajar.