La secretaria general del Colegio de Médicos, Rosa Robles, y el inspector de la Policía Nacional e interlocutor sanitario Alfredo Rodríguez | J.B.

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La Policía Nacional trabaja para que los sanitarios tomen conciencia de la importancia de denunciar a sus agresores. En este sentido, en 2017 el Gobierno Estatal creó la figura del interlocutor policial sanitario que en Balears se personaliza en el inspector Alfredo Rodríguez. El también jefe de la Brigada de la Seguridad Privada impartió ayer una charla, organizada por el IB-Salut, a los profesionales del sector Llevant en el centro de salud Emili Darder con la intención de que «no se normalicen estas agresiones».

En el encuentro explicó que el Servei de Salut contabilizó más de mil denuncias de agresiones a sanitarios el año pasado, sin embargo sólo 40 de éstas se formalizaron con una denuncia por la vía penal. «De todas ellas hay un cero por ciento de reincidentes, lo que quiere decir que denunciar, es útil», asevera el inspector Rodríguez. Uno de los casos, como se recordará, es el de una médica a la que pincharon con un bolígrafo en el cuello, «a su agresor lo condenaron a tres años de prisión», explicó ayer el experto.

También es cierto que las agresiones físicas son una minoría de entre todas las que padecen los sanitarios. Sin embargo, no hay que normalizar el insulto. «Hay amenazas verbales y actitudes que son intolerables y, aunque no sean tipificadas como delito, deben buscar el apoyo de los colegios profesionales o del IB-Salut», añadió el inspector Alfredo Rodríguez.

Y es que hasta 140 agresores eran reincidentes en actitudes consideradas menores que, con un aviso, podrían erradicarse o advertirse antes de un nuevo intento. «Hay que tomar medidas porque si salen de rositas pueden incrementar la intensidad y agredir físicamente a las personas», prosiguió el experto. «Si la gente denuncia, tratamos de que haya consecuencias, aunque sea un cambio de médico cuando la relación con el paciente se rompe».

El inspector Rodríguez advirtió que, tras el parón de la pandemia cuando apenas había presencialidad en los centros sanitarios, el registro de agresiones ha aumentado mucho. Sin embargo lo achaca al hecho de que cada vez se está más concienciado y no a un aumento de la violencia entre los pacientes.